Opinión

Milton Montenegro

Redactor

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Jorge Ortega regresa a una silla que conoce muy bien, a una institución que otros casi dejan por el suelo.

Ortega es el presidente de la Unión Nacional de Fútbol (Unafut) y en hora buena. No es como otros que llegaron a sentarse, a buscar salir en los medios y no hacer nada por el desarrollo del fútbol.

Ortega posee experiencia, tiene ideas, no se lo bailarán con los reglamentos y es un líder.

Su primera tarea la tiene clara: “esperamos recuperar la imagen y credibilidad de la Unafut”, dijo don Jorge a la prensa, pero no será sencillo volver a confiar en Unafut, que ni siquiera podía organizar bien los campeonatos.

Jorge Ortega estuvo entre los “fundadores” de Unafut en 1999 y presidió hasta el 2006, en esa época nadie hablaba de este organismo porque hacía la cosas bien.

“La idea era simplificar las cosas, hacer el fútbol más práctico, pero ahora es un total y completo desastre”, le dijo Bernardo Méndez, exjerarca de Saprissa a La Nación.

Más claro no pudo ser, la Unafut prácticamente estancó nuestro fútbol y el desastre se hizo evidente cuando Joaquín Hernández fue el presidente.

Recordemos las ocasiones en que Eduardo Li debió intervenir, poner en cintura a Hernández y hacerlo volver atrás ante malas decisiones que tomó.

Don Jorge impulsó las apuestas deportivas y ahora que son una realidad, se requiere de un alto grado de administración, pero; ¿qué pasó con el tema de las bebidas alcohólicas en los estadios?

En el 2006, Ortega estaba a favor de la promoción de bebidas alcohólicas en forma de vallas publicitarias y patrocinio para los equipos.

¿Se podrá dar la lucha para reformar la ley que no permite este tipo de publicidad en los estadios? No digo que dejen beber en los escenarios deportivos, pero hay que pelear por esa millonaria publicidad.