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Domingo 26 de junio de 2011, San José, Costa Rica

Editorial

La muerte de Dennis

Redacción

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Jueves, después del mediodía. Ambos empezaron a subir el Zurquí. Tal vez venían pensando en los detalles de la boda y en qué le dirían al sacerdote en su reunión de la noche en Desmonte, Orotina. Y la muerte esperando a la vuelta de una curva.

Todo el país ha lamentado la súbita desaparición del seleccionado nacional Dennis Marshall Maxwell y de su esposa Meilyn Masís Castro, en un violento accidente en la Ruta 32, cuando colisionaron de frente contra un camión pesado.

De remanentes quedan consternación, asombro, preguntas sin respuesta, unos padres desconsolados y la impotencia de no poder hacer nada ante la fatalidad.

Porque la muerte, cuando se trata de un anciano que ha vivido su camino, o de enfermos terminales que han sufrido mucho tiempo, se asimila con más consuelo y con resignación, pero cuando trunca la vida de los jóvenes con toda una vida por delante, de una forma tan abrupta, el silencio es un impacto que queda entre pecho y espalda.

Pero la muerte no actúa sola en nuestras calles. Tiene aliados: la velocidad, las malas condiciones de carreteras y vías de alto tránsito, señalización sin mantenimiento o completamente ausente, mala iluminación y una población de conductores rebeldes que se especializa en burlar las tímidas medidas que se ensayan para contrarestar accidentes mortales y un Estado lento, muy lento en soluciones legales, de infraestructura y de seguridad en las vías y con más rigor.

Se necesita de mayor sentido común y de disciplina por parte de las autoridades, administrativas, legislativas, judiciales ante tanta desgracia en las carreteras. Pero en la Asamblea Legislativa, para empezar, hacen un festín con la nueva legislación, las sanciones se tiñen de “light”.

Que se impone el uso del cinturón para proteger a los pasajeros, ¡felices de que se hayan quitado las multas para andar a nuestras anchas!

Que se colocan cámaras para ayudar al control de quienes cometen infracciones a diestra y siniestra, ¡camuflemos las placas con “spray” o con plástico para burlar la ley!

Que se propone una nueva normativa que sanciona quienes conducen ebrios y han dejado una estela de dolor y duelo en todo el país, ¡tengámosla congelada en cientos de revisiones porque siempre hay que considerar todos los puntos de vista, menos el de las víctimas!

Dennis Marshall fue un joven ejemplar. Deportista prometedor, sin vicios, un hijo cariñoso, de una familia destacada de nuestro Caribe, con sueños, ambiciones y con solo 25 años, un luchador en las ligas europeas.

Ahora todo eso terminó tan fácil como poner un punto final en una historia corta.

Como él, como ellos dos, cientos pierden sus vidas cada año mientras se dirigen a alguna parte en auto, en moto, en bicicleta o a pie.

Dennis, quien con su vida llenó de alegría a quienes lo conocieron y a quienes lo vimos surgir y jugar, con su muerte también deja el espacio para una amplia reflexión que nos involucra a todos sin excusa.

Con solo que cada quien haga su parte, será posible evitar que esas muertes a destiempo se sumen a las cifras de las víctimas en carretera, la mayoría evitables.