Tiene 63 años y desde hace 50 prepara desde “patí” hasta tradicionales comidas caribeñas, que vende a una basta clientela en distintos puntos de la ciudad de Limón.
Casi todos la conocen solo como “Mami”, pero se llama Zaida Hibbert, una mujer de permanente sonrisa, para quien la cocina limonense es parte de su vida, como sus 10 hijos y sus 21 nietos.
“Yo aprendí viendo a los adultos. Desde muy chiquilla me convertí en la mano derecha de mi bisabuela. Aprendí de todo y ahora le paso las recetas y algunos secretillos a mis hijos. Ellos deben seguir la tradición y conservarla”, afirma sin dejar de sonreír.
Hasta hace un tiempo recorría las calles de Limón, canasta en brazos, ofreciendo “patí”, enyucados y otros manjares. Ahora lo hace en su casa, en Corales II y es feliz.
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