El aumento de más del 50 por ciento en las denuncias por pornografía infantil en los últimos años, la impunidad y la perpetuación de ofensas por correos y redes sociales, dejan ver que se torna en un lucrativo negocio.
Jéssica (nombre falso), de doce años, recibió un mensaje por “messenger” donde un sujeto la intimidó diciéndole que sabía adónde vivía y quiénes eran sus papás, por lo que debía encender la cámara de la computadora y desnudarse o sino los mataría.
La niña lo hizo y luego vino otra llamada donde la voz le dijo que lo hiciera de nuevo porque si no, enviaría el video de la vez pasada por correo a sus papás.
Dicho caso que atendió la Unidad de Informática del OIJ hace tres años, se repite con mayor frecuencia en la actualidad.
Esa vez se supo que el autor del delito estaba en otro país del área y que tenía a gran cantidad de “amigas” de la misma edad, a las que posiblemente acosaba.
Tecnología dio un giro al delito
El jefe de la sección de informática del OIJ, coincide con personal de la fundación Paniamor y de la empresa Microsoft en el sentido de que la tecnología es un disparador de este delito con el que muchos lucran.
Los delitos no son nuevos. De hecho, uno de los casos más sonado por filmación y abuso contra menores sucedió en el 2004, con el estadounidense Thomas Scott Cochran, de 38 años, condenado a 45 años de cárcel, aunque las penas en su contra sumaban 154.
Scott y un costarricense de apellido Pérez, sentenciado a 25 años, fueron vinculados con producción y distribución de pornografía, violación, suministro de drogas, relaciones sexuales con 26 menores y hasta por propagar enfermedades sexuales.
El norteamericano padecía de SIDA. Terminó en una cárcel de Estados Unidos donde fue repatriado en el 2006 ya que tenía un padecimiento terminal.
Aunque en ese tiempo comenzaban algunas redes como Hi-5, su difusión y alcance no era tan extenso como ahora.
Scott conseguía a los menores en La Sabana, Ojo de Agua y a indigentes de las calles. El OIJ le incautó fotos de 60 menores ticos en su computadora.
¿Cómo operan?
A inicios de este mes el OIJ detuvo en Pavas a un estudiante de ingeniería Civil de una universidad privada, como sospechoso de violar y grabar a una quinceañera contactada por Facebook.
El hombre de apellido Dávila y de 25 años, se ganó la confianza de la menor y, al parecer, la llevó hasta su casa, la retuvo, la atacó sexualmente y grabó los delitos para mantenerla atemorizada.
El OIJ halló en un cuarto celulares y el material pornográfico.
El afán de muchos jóvenes, por tener la mayor cantidad de “amigos” en Facebook y presumir de eso ante otros, hace que muchas veces no discriminen sobre a quien aceptar y a quien no, dijo Susana Soto, de Paniamor.
A raíz de esto el OIJ maneja un incremento de casos donde se empieza por intercambiar fotos y videos, pero luego piden una cita personal y es ahí donde surgen violaciones y abusos.
Niños de meses y delito para lucrar
Cuando se habla de menores abusados, se tiende a pensar en escolares y colegiales pero, según el OIJ, se graban violaciones de niños de seis meses y un año.
La sección de delitos informáticos sostiene que hay grupos que lucran con estos videos y fotos, que se producen aquí y se publican en páginas fuera del país, a veces administradas desde aquí.
Los precios van desde los $50 hasta los $200 por cada persona que los pueda bajar alrededor del mundo. La Interpol y policías de España y otros países intercambian información para tratar de ubicar a estos delincuentes.
“Son sociedades completas de producción, tenencia y distribución de pornografía que intercambian todo como si fueran postales”, aseguró el jefe policial.
“Sexting”, “Ciberbullying”...
Susana Soto, de Paniamor, dice que hay un fenómeno de conductas de riesgo bien identificadas entre los usuarios.
El ciberacoso o “Ciberbullying” es la acción de resolver por medio del Facebook problemas entre jóvenes, a veces instigados por sus padres, y surgen mofas, venganzas y difamaciones.
El “Grooming” es el uso de medios tecnológicos por parte de sátiros que se hacen pasar por menores para obtener favores sexuales de sus víctimas.
El “Sexting” es el intercambio de fotos, videos y otros por medio de teléfonos celulares, cuya tecnología también evoluciona rápido.
Puede haber adicción a las redes al notar que se deja de hacer ejercicio físico y se pierde el contacto con la familia, dijo Soto.
Ingenuos
Más datos de la cuenta
La exposición de datos personales y exceso de exposición de fotos por parte, principalmente de los jóvenes, sin percatarse de que una vez publicada, cualquiera la “baja”.
Lo ven empleadores
Muchas fotos y datos que se colocan en redes sociales a menudo son observados por empleadores, por quienes serán futuras parejas de los jóvenes o por otros.
Ellos menos cuidadosos
Según estudios de Paniamor, los hombres son menos cuidadosos con la información que brindan, aceptan más personas en Facebook y controlan menos la privacidad.
Las casas vacías
“Mi familia y yo nos vamos de vacaciones a la playa, toda la semana”. Mensajes como este en poder de algún “amigo” de esos que no se conocen bien, da pie para que se produzca un robo.
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