A eso de las 2 de la tarde, el golpe de los tambores de la comparsa de Los Guido de Desamparados, dio el pitazo para que los pachangueros se olvidaran del aguacero y con sombrilla en mano disfrutaran del ritmo del calypso.
Los más chiquitines encabezaron el desfile y como soldados no abandonaron sus puestos. Los primeros treinta en tirarse al agua fueron los alumnos de la escuela Atilia Mata Freses, que se robaron el aplauso del público.
Muy cerca de ellos siguieron sus pasos los niños de la escuela Margarita, los del Centro Educativo Líder Proyecto Pacuare y los de la escuela La Guaria del Valle de la Estrella.
Mientras Flory Mata, de Guápiles, cubría a su pequeño Esteban de cinco años de la lluvia, a unos cuantos metros la familia de Lucía Sandoval sacaba su gallito para calmar hambre.
Pese al avance lento de las comparsas, la espera no molestó a los espectadores que abarrotaron desde temprano las principales calles de la ciudad.
“La lluvia no ayudó, pero siempre es lo mismo, aunque los chicos le ponen muchas ganas”, dijo Dennis Mora de Cieneguita.
Al filo de las 3 p.m., la lluvia empezó a disminuir y el ambiente al fin calentó por completo.
Las primeras carrozas en aparecer fueron la de las mujeres del grupo Nefertiti y de la Universidad de Costa Rica cuyo tema fue “La cultura del reciclaje”.
Luego llegó el turno de las comparsas “Los indios alegres”, “Los cumbancheros” y “Los brasileros” que dieron energía y sabor al carnaval.