El Evangelio nos propone un momento tenso en la vida de Jesús. Maliciosos le preguntan si como hebreos deben pagar impuestos al César. Si dice que sí, apoyaría el yugo del César sobre el pueblo. Si dice no, entra en rebelión contra Roma. Jesús soluciona la cosa: dice que a cada cual toca lo de cada cual.
Hoy se analiza una posible creación del Estado laico, una justa separación entre la Iglesia y el Estado. Pero según dijo el Papa muchas veces, al distinguir lo político de lo religioso, pero que lo político sea responsable, atienda la justicia y proteja a los más necesitados.
Dar “a Dios lo que es de Dios” es fácil. Dios es el creador de todo. De Dios es la gloria, el amor y la paz. Suyo es el plan para que al ser humano logre realización plena.
Dar “al César lo que es del César” es más complejo. Del César es, sin duda, el manejo político y la toma de decisiones en el quehacer temporal.
Pero no es tan fácil separar los campos adecuadamente. Por lo general es el César el que debe asumir las tareas que Dios propone para el beneficio de todos. La Iglesia no intervendrá siempre y cuando el poder político sea respetuoso de sí mismo y de los demás. De otra manera la comunidad eclesial deberá levantar la voz y exigir ser escuchada.
Ahora bien, si se trata de una moneda acuñada por el César, hay que devolvérsela porque es suya, pero si esa moneda manipula las cosas, se opone al bien común, embota la injusticia o se sirve de la especulación, hay que ponerle límites. El proyecto humano es de Dios. Quienes asuman la tarea de llevar adelante el mundo, gobernando lo temporal, sepa que al final de todo darán cuenta a Dios de su administración.
Pacientes cibernéticos instruyen a médicos
Artesanía de Guaitil en encrucijada
Descuentos seducen para chequear salud
Universitarios producen su café
Carro golpea moto y mata al acompañante
Dictan seis meses de cárcel contra abogado
Hombre muere en accidente laboral
Más damnificados por fuertes lluvias
Buscan poner fin a ventas ambulantes