Sobre camillas de metal se vislumbran piernas, brazos, torsos, cabezas... No se trata de la guarida de un descuartizador, sino de un laboratorio de simulación para que estudiantes de Medicina aprendan a diagnosticar y a tratar enfermedades.
La utilización de robots y de maniquíes que imitan la anatomía del cuerpo constituye una novedad en el aprendizaje de las ciencias médicas.
Los estudiantes cuentan con una alternativa para practicar suturas, inyecciones, tomas de sangre, infiltraciones, reanimación cardiopulmonar (RCP), tactos, incisiones y hasta cirugías.
Hay simuladores que utilizan chips para programar la diferentes afecciones pulmonares y cardíacas. Mediante la auscultación, los estudiantes aprenden a reconocer los sonidos que evidencian anomalías.
La fidelidad de algunos equipos es tal que lloran, sudan y presentan fiebre.
“Usualmente, los pacientes en hospitales se dejan examinar mientras no sean zonas íntimas o no tengan una enfermedad delicada”, señaló Óscar Montero, decano de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas (Ucimed).
Por eso, considera que los simuladores de áreas genitales son muy ventajosos, pues los estudiantes no suelen tener la posibilidad de palpar un cáncer de próstata o un feto vía vaginal.
Tampoco es usual que se les permita hacer exámenes de papanicolau o colocar sondas urinarias. De alguna manera tienen que aprenderlo y los simuladores representan una opción bastante fidedigna de la realidad.
“La ventaja es que podemos llegar con un poco más de confianza y de experiencia a la hora de tratar directamente con los pacientes”, comentó Manrique Vega, un estudiante de último año de Medicina.
Eso sí, aunque sean segmentos de cuerpos o estén hechos de plástico y hule, los estudiantes deben tratarlos con la ética exigida. Por ejemplo, antes de tomarles muestras de sangre, primero pedir autorización como si se tratara de un paciente de carne y hueso.
“La simulación nunca va a sustituir la práctica con cuerpos reales”, destacó Montero.
En Costa Rica, las universidades apenas comienzan a incorporar estas tecnologías. La primera en contar con un laboratorio de simulación de alta fidelidad fue la Ucimed.
En la Escuela de Medicina de la Universidad de Costa Rica prefieren la práctica con cadáveres y animales, pero la Escuela de Enfermería recientemente adquirió simuladores robóticos.
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