La Reforma.- Tiene 23 años y solo dos de trabajar como oficial raso en la Fuerza Pública.
Su expediente está limpio y quienes lo conocen lo recuerdan como un joven emprendedor, buena gente y honrado.
Es de apellido Fonseca y hasta el 2 de febrero anterior lo tenían destacado en la delegación de Guadalupe, en el cantón de Goicoechea, San José.
Su sueño de ser policía se había cumplido y sentía estar realizando un buen trabajo para beneficio de la ciudadanía.
Pero todo cambió de repente. Al igual que otros 12 policías, fue detenido y acusado de realizar allanamientos ilegales para robar drogas y otros artículos de valor a narcotraficantes de diversos cantones.
Pero no hay pruebas de peso en su contra, según dice, y confía salir airoso de un proceso que califica como la peor pesadilla de su vida.
“Yo solo acudí a un sitio en Escazú obedeciendo las órdenes de un superior. Si no iba, seguro me echan”, afirmó en declaraciones que brindó a Al Día el miércoles anterior.
Según dijo, le informaron que acudiría junto a varios policías encubiertos (de civil) para intentar recuperar un arma de fuego que habían robado a un jerarca policial.
“Cuando llegamos, dos sujetos iban saliendo y los detuvimos. Eso fue todo. El arma no apareció y mi sorpresa fue que días después me detuvieron cuando hacía un recorrido por el parque de Guadalupe.
“Yo no hice nada irregular; soy inocente”, exclamó el joven policía.
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