Aunque “Chito” profesaba amor hacia su cocodrilo “Pocho”, lo cierto es que el animal también fue para él una importante fuente de ingresos.
En los 21 años que estuvieron juntos, logró sacar –aunque no era su intención, según afirma – un gran provecho económico de su peculiar mejor amigo y mascota.
La entrada al show “Chito y Pocho”, que realizaba los domingos, valía $15 para los extranjeros y ¢3 mil para nacionales. En diciembre hubiera llegado a 1.000 espectáculos.
Además, el Centro Turístico Las Tilapias, en Siquirres, contiguo al lago que construyó para el animal y donde hacía los shows, explota al máximo la imagen de ambos. Eso servía de imán.
Allí hay una pequeña tienda de “souvenirs” donde vende camisetas con fotos de él y su desaparecido compañero en el agua, vasos, ceniceros y todo tipo de artículos con la figura, por supuesto, de un cocodrilo.
La relación entre un reptil y un ser humano es sorprendente y de gran atractivo para las personas.
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