Poder hablar del sexo sin pelos en la lengua fue la motivación que lo llevó a tomar el tema de la sexualidad más en serio de lo que muchos se atreven.
Mauro Fernández ha dejado su huella en el campo de la sexología en el país y lo ha hecho adrede.
A pesar de su experiencia en temas de alcoba, asegura que para él sexo no es lo más importante en las relaciones de pareja, sino la solidaridad. No obstante, por otro lado afirma que el sexo es como los “frijoles tiernos, riquísimo”.
Y ante la pregunta de si es o no un gran amante su respuesta fue: “Sería jactancioso pensar que soy un buen amante, pues creo que en materia de amor no hay maestros, solo eternos aprendices”.
De su vida en pareja prefiere guardar silencio, aunque sí confirmó que está enamorado.
Se casó con una ginecología siendo muy joven porque se dio cuenta que ni las mujeres conocían su cuerpo. Y cuando llegó a la universidad confirmó que los médicos tampoco sabían nada de sexo.
Fernández creció en el campo en las tierras desamparadeñas, donde dice se encuentra la gente más sincera y en los campesinos, hombres de ciencia.
De sus padres Carlos Luis y Esmeralda aprendió el amor por la naturaleza, a sembrar la tierra y cuidar de los animales.
¿A qué no sabía que tiene gallinas? Así es, el doctor tiene nada menos que 600 a su cuido en una granja en Desamparados dónde encuentra refugio.
Más a fondo
Fue mejor promedio en la carrera de Medicina y Cirugía de la Universidad de Costa Rica en los 80. Y mención de honor en el Colegio de Médicos.
Es amante de la lectura, para entretenerse o actualizarse lee durante tres o cuatro horas al día. Todo lo relacionados con la ciencia lo cautiva.
Saca rato para practicar algo de deportes, le gusta el atletismo y el fútbol, este último, además de verlo, lo práctica y se confiesa un saprisista hasta la muerte.
Ha escrito 14 libros sobre diversos temas de índole sexual, “El manual de la almohada” es uno de los más conocidos entre las parejas.
La primera vez que apareció en televisión hablando de sexo fue en el programa “Nuestro Mundo” de Nono Antillón, fue quien le abrió las puertas.
Su familia es muy unida. Tiene un hijo de 19 años y dos hermanos: Carlos Luis y María de los Angeles que nació con Síndrome de Down y es su alegría.
Cada vez que puede se escapa a las tierras de Llano Grande Cartago para sembrar papa, dónde vive su gran amigo de muchos años, Pedro Quirós.
