El restaurante Chespiritos #1 era el sitio más frecuentado por las barras con el fin de cometer fechorías.
“La pregunta no es qué se han robado, sino qué no nos han robado”, dijo Franklin Aguilar empleado del lugar.
“Nunca cerrábamos y cuando venían nos hacían de todo. Esos muchachos se roban hasta el papel higiénico. Dañan los servicios sanitarios, rayan las paredes, una vez amenazaron con un puñal porque querían un café regalado y un empleado nuestro lo cobró. Se llevan cucharas, platos, vasos, el colmo, los azucareros para comerse el azúcar. Hasta le quitaban la comida a la gente. Es fatal”.
Aguilar contó que “en una ocasión había un joven con camiseta de Saprissa desayunando, en eso entró la barra de la Liga y en un abrir y cerrar de ojos lo despojaron de ella. ¡Lo dejaron sin camisa!”
Añadió que “Cuando pasan y ven cerrado empiezan a orinar afuera, el problema es que los carros de los clientes sufren daños más serios”.
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