10:45 a.m. Roberto Fernández, humilde zapatero, es claro ejemplo de aquella popular frase que sostiene que “somos el límite de nuestros sueños”. Con un esfuerzo digno de destacarse, Don Beto demostró que cualquier meta se puede lograr: el 16 de julio de 1935, hace exactamente 77 años, formó un equipo de fútbol infantil que, con el tiempo, se convertiría en el Saprissa.
El camino, nada sencillo y con varias piedras por esquivar, se inició en la tercera división; siendo hasta 1949 cuando logró debutar en el máximo circuito. De ahí, tuvieron que pasar tres años para que el equipo, de forma invicta, obtuviera su primer campeonato en la primera división, logro que repetiría en la temporada siguiente.
La vitrina morada cuenta con 29 trofeos locales, 3 Copas de Campeones de la Concacaf y, cómo no, un paso orgulloso como representante del área en la Copa Mundial de Clubes de la FIFA 2005, cuando se quedó con el tercer lugar. Esa posición en el podio es hasta hoy, y junto al Necaxa de México en 2000, la mejor obtenida por un participante del Norte, Centro y Caribe de América en la competencia.
Forjador de leyendas como Evaristo Coronado, Juan Cayasso y Hernán Medford, el considerado desde 1987 como el Monstruo morado inició el siglo XXI con algunos problemas económicos que ha sabido sortear. Ahora, desde un panorama más tranquilo, ha continuado cosechando trofeos y sobreponiéndose a despedidas como la de Walter Centeno o Joel Campbell, demostrando así que los triunfos están sustentados más allá de las individualidades.
Hoy se cumplen 77 años de haberse iniciado esta historia que día a día genera grandes jugadores y escribe páginas de triunfos y celebraciones. El Monstruo morado festeja un año más de vida, con la mira puesta en seguir siendo considerado como uno de los equipos más grandes de la Concacaf.
