Deportes
Martes 17 de julio de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Le gustaría salvar al actor Jake Gyllenhaal

Una sirena en tierra

Gabriela Solano

gsolano@aldia.co.cr

En el agua es una sirena y fuera de las olas, una belleza de mirada sensual.

Nadia Gómez se roba las miradas, pero no sólo por su destreza como nadadora, también su silueta es acreedora de los aplausos del público.

La rubia, quien recientemente ganó medalla de bronce en nado sincronizado en el Mundial Máster de Natación, vive de manera nada complicada, ama la playa y compartir con sus amigos, aunque se dice un poquito introvertida. Eso sí, cuando alguien le habla no hay quien la pare, contó riendo.

El corazón de esta psicóloga de profesión está deshabitado y admitió no tener un prototipo de hombre establecido. Esto tampoco le preocupa, pues aseguró estar bien así como está.

Pero, si tuviera la oportunidad de salvar a un famoso para que no se ahogue, le gustaría que fuera el actor Jake Gyllenhaal.

Por ahora no está ejerciendo, pero años atrás trabajó con deportistas, por eso le gustaría desarrollarse en el campo de la psicología deportiva y clínica.

La bella rubia no se puede quedar quieta y decidió practicar ‘kick boxing’ y “bugear” en la playa. “Me encanta ir al cine o hacer una carne asada junto a mis amigos”, explicó la chica, quien es la mayor de cuatro hermanos (Daniel, Alexander y Sofía) “Ellos me apoyan mucho y están orgullosos”, anotó.

Admite que su figura es obra del deporte y de comer sano. Es muy disciplinada, principalmente en época de competencia, en la que elimina la cena.

Como toda mujer le encanta lucir coqueta, eso sí en San José, porque cuando se enrumba a la playa es otra cosa.

“Soy una persona muy ordenada, demasiado y a veces lo llevo al extremo. Por eso estoy practicando la tolerancia y la flexibilidad”, dice riendo.

Nadia agregó que todo el mundo le ha dicho que debe ser “más relajada”, por lo que ha llegado a pensar que algo tiene de cierto.

También reveló que tiene un carácter difícil, pero está en eso, pues le gusta aprender.

Ama a los gatos –aunque por ahora no tiene– le gusta leer historias detectivescas y políticas, lo suyo no son las páginas de autoayuda. Practica la fe ortodoxa pero no va muy seguido a la iglesia.

Aunque vivió 14 años en Rusia, jamás dejaría Costa Rica.

“Me crié allá pero no sueño con vivir fuera. A veces la gente dice que los rusos son fríos y superficiales, pero cuando te conocen es diferente”, recordó la nadadora a quien le encanta lo querendón que es el tico.

Sobre el tema de familia, piensa que algún día llegará. Quiere tener hijos y no pierde la esperanza de que ese anhelo también se cristalice.

Aunque ahora su meta es prepararse al cien para los próximos Juegos Centroamericanos. Además, le gustaría mucho que el deporte que tanto ama reciba un poquito más de apoyo, para que se desarrolle mucho más.

Mientras tanto, ella pone su granito de arena asistiendo a su entrenadora con las estudiantes más chiquititas que sueñan con lucir en las piscinas del mundo y poner el nombre del país en alto en el nado sincronizado.