Gdansk, Polonia/EFE. Un gol salvador de Cesc Fábregas, de nuevo ante la Italia a la que eliminó hace cuatro años, rescató a España de la derrota al empatar 1-1 en su estreno en la Eurocopa 2012.
Arrancó el campeón con un guión que cumplió lo esperado. Ser campeón de Europa y del mundo, el gran favorito al título, provoca el respeto y la admiración de cualquier rival. Por grande que sea. El estilo de España ya ha pasado a la historia por la brillantez en el toque. Ha sido estudiado y se buscan fórmulas para frenarlo. Cesare Prandelli tenía una y consiguió desdibujar a la "Roja".
Del Bosque manejó la duda entre Fernando Torres y Álvaro Negredo hasta que conoció los planes de Prandelli. Italia cambiaría su identidad. Era un paso en falso. La defensa de cinco, con tres centrales y dos laterales de largo recorrido, nada tenía que ver con el "catenaccio" de otra época. No fue el recurso para frenar el fútbol de España porque quisieron el balón. Apretaron en la construcción y dificultaron el juego de los "bajitos". Reivindicaron su carácter competitivo con la mejor de sus imágenes.