Domingo 4 de marzo de 2012, Costa Rica

El comunicador le abrió a Al Día las puertas de su refugio en la montaña, para hablar de aspectos íntimos de su vida

Marcelo Castro: “No me pienso casar”

Isaac Lobo

ilobo@aldia.co.cr

Hace dos años se voló el bigote y con este muchos hábitos y creencias. Marcelo Castro ya no toma, no come carne y dejó de ser ateo.

Ahora vive en un hermoso rincón en las montañas de San Isidro de Heredia. Su casa es una cabaña de madera, que cuelga de una ladera, al frente pasa el río Tranqueras y lo rodean muchos árboles de ciprés y otros de flores anaranjadas y más allá, muy lejos, queda la ciudad, el ruido y el estrés.

Allí no le cuesta meditar, vive feliz, acompañado del canto de pájaros, sus libros de crecimiento espiritual y del constante jugueteo de Avatar y Joy –sus perros– sobre todo el primero, un zagüate de ojos amarillos, demandante de cariño, al cual solo le hace falta hablar.

En todo momento Avatar acompañó a Marcelo e inclinaba la cabeza para que él le tocara las orejas. Joy conservó su espíritu libre de husky siberiano y prefirió apartarse y recorrer las amplias zonas verdes.

El periodista decidió abrir la puertas de su intimidad a Al Día, que al igual que las de su casa, están labradas a mano con experiencias y un trabajo constante y profesional durante 27 años en la televisión, o sea en canal 7 (empezó un 1° de febrero de 1985).

¿Cómo fue su niñez?

Fue una niñez de pobreza, como campesino, pero una vida muy sana. Con un papá que no terminó ni el sexto grado, pero que siempre fue responsable porque nunca faltó la comida. También mi mamá fue una mujer muy luchadora, si acaso hizo unos años de primaria. Personas muy creyentes y honestas, quienes me enseñaron valores.

¿Siempre vivió en la zona de Heredia?

No. Mis papás son de Atenas. Allá tuvieron a sus tres hijos y a los tres años nos fuimos a Santa Bárbara de Heredia, pues él cuidaba una finca. Luego yo me fui a vivir a San José, a los 32 años.

¿Hizo labores agrícolas?

Sí, claro. Cogí café con mi mamá y mis hermanos, para ganarnos los regalos navideños y para comprar los útiles escolares del otro año.

¿Por qué tomó la decisión de regresar a la montaña?

Fue hace un año y medio, porque es parte de un cambio integral de buscar la paz interior y formas más bonitas de relajarse, como escuchar los pajaritos y el río. Aparte tengo 52 años y uno poco a poco va planeando su retiro.

¿Por qué dejó de tomar licor y comer carne?

Tengo una convicción en lo espiritual y viene de creencias orientales que dicen que el cuerpo al recibir toxinas, se envenena. Aparte me gusta orar y la meditación.

¿Por qué ya no es ateo? ¿Algo pasó?

Lo fui por 20 años. Sentí un vacío interior y la necesidad de buscar algo que me faltaba. Hay personas que llegan a situaciones extremas para volver a pensar en el Creador, por suerte en mi caso no tuvo que ver una tragedia.

¿Cree en las religiones?

De las religiones solo tomo lo bueno. Voy a misa.

Muy íntimo

¿Cuál ha sido su mayor atrevimiento en la vida?

Fue haber dicho públicamente cuál es mi preferencia sexual. Porque muchas personas se quedaron boquiabiertas.

¿Por qué hacer público algo tan personal?

Había una revista en el ambiente gay, se llama “Gayness” y me pidieron una entrevista y se las di. Rápidamente llegó a oídos de periodistas, como Rogelio Benavides y él lo sacó en La Nación.

¿Entonces cuál fue la famosa carta que publicó?

Fue una que me publicó el mismo Rogelio en La Nación, en la que yo criticaba la posición del padre Minor (Calvo), por ser muy radical, pues con eso le hacía daño a muchas familias, las madres tenían conflictos con sus hijos y en muchos casos hasta los echaban de la casa por ser homosexuales.

¿En Costa Rica es más señalada la hipocresía que la honestidad?

Claro que sí. Eso me lo comprobé desde un principio. Nunca he tenido el problema de que la gente me irrespete. Las personas más tradicionalistas me felicitaron por ser valiente. Recuerdo que don Abel Pacheco, que en ese tiempo era diputado y candidato a la presidencia, me fue a buscar y me dijo “No es que esté de acuerdo, pero usted en la forma como actuó lo hizo muy bien”.

¿Qué pasó en el plano familiar sobre todo en el suyo, que es muy católico?

Cuando se hizo público mi mamá ya lo sabía, yo le había contado y mis hermanos también estaban enterados, de hecho ellos son muy tolerantes.

¿Y su papá?

Con mi papá no lo hemos hablado abiertamente nunca, a lo mejor no quiere hablar del tema. Con él hablo de fútbol, que es una de nuestras pasiones.

¿Por qué otros, incluso colegas suyos no lo han querido contar abiertamente?

Eso hace que los señalen más, pero no los critico, los respeto y tienen derecho a mantener su situación en secreto, pero sin embargo van a lugares de diversión gay y hacen que todo el mundo lo sepa.

¿Qué le recomienda a un joven en su misma situación?

Que se acepte, porque el no hacerlo es muy horrible, es como sentirse prisionero, por algo se usa la palabra clóset. Pero ahora los muchachos lo asumen rápido.

¿Costa Rica es ahora más tolerante?

Sí, pero no del todo. Hay sociedades como la española, que a pesar de su alta tolerancia, uno ve en la televisión chistes y burlas. Las mayorías se sienten más seguras criticando lo que es diferente.

¿Cómo está el amor?

Tengo una pareja estable, pero sin mucha atadura, en el sentido en el cual cada uno hace su vida y tenemos los ratos para nosotros. Tenemos año y medio juntos.

¿Se casaría si pudiera?

Siempre fui de pensamiento muy liberal, como le repito, no me gustan mucho las ataduras, de repente de haber sido heterosexual tampoco me hubiera casado.

¿Le gustan los niños?

Me encantan, sobre todo mis sobrinos.

¿Adoptaría?

Lo pensé antes, ahora que tengo 52 años, no.

Dicen que los llamados Marcelo son buenos para ser psicólogos, investigadores, escritores, detectives, corredores de bolsa y vendedores. ¿Tendrá algo de todo esto?

De psicólogo tengo un poco, de investigador también y de escritor no me he metido de lleno, pero me gusta escribir. No me veo como corredor de bolsa.

¿Para usted qué es el dinero?

Es un medio. En algunos ámbitos espirituales se le considera una energía, como lo dice la filosofía de “El Secreto” uno atrae o rechaza la abundancia.

¿Es vanidoso?

Sí, pero no al extremo.

¿Cuál es su mayor extravagancia?

Haber viajado a lugares extraños como a la isla de Pascua y a Egipto. Estuve en Corea del Sur, Rusia, en Praga, en Roma, en Croacia y en Bosnia. El país que me gusta más es México.

Las 5 rapiditas

¿Qué es el bigote para usted? Es un viejo amigo que no regresará nunca. Estuvo conmigo desde los 18 años y hasta los 50 y ya no más. El cortármelo fue una ocurrencia, pero también como símbolo de mi cambio personal y de hábitos.

¿Cuál considera que ha sido su mayor logro? Haber llegado a los 50 años siendo una persona tranquila y feliz, satisfecho con lo que he hecho. En canal 7 encontré mi mayor realización y no me veo en otro canal.

¿Qué le gusta leer y escuchar? Actualmente me gustan más los libros de autoayuda y de crecimiento espiritual. Siempre he sido lector, la literatura y la historia. Escucho música clásica como Mozart y Beethoven y la latinoamericana.

¿Qué elementos no deben faltar en su casa? Me gustan las artesanías y ciertos símbolos originarios de diferentes corrientes espirituales. Tengo papiros que traje de Egipto y algunas figuras de la religión católica.

¿A qué le tiene miedo? Al agua, confieso que no sé nadar. A la muerte no, porque es un paso hacia una vida mejor. Somos viajeros en el tiempo y este es un pequeño paso en esta Tierra, pues el cuerpo es un estuche para el alma que es inmortal.