Una mujer planeó, en conjunto con otra amiga, interceptar a un señor que caminaba por el centro de San José.
Lo observó, corrió y logró su objetivo: arrebatar de sus manos ¢20.000.
Intentó huir, pero a 50 metros un testigo del robo le obstaculizó el paso. La Fuerza Pública la detuvo y le decomisó el dinero que había sustraído.
Esta mujer, de apellido Vega, fue condenada a tres años y cuatro meses de prisión por el Tribunal de Flagrancia de San José, en noviembre del 2011, por cometer un robo agravado.
Así como ella, la mayoría de mujeres condenadas incurrieron, según David Hernández, juez del Tribunal de Flagrancia, en delitos como hurto y robo.
“Es muy poco usual verlas involucradas en otro delito. Generalmente participan en cosas menores, pero de igual manera preocupantes”, señaló el juez coordinador.
En el caso de una mujer de apellido Obando, la condena fue de ocho meses de cárcel.
Obando robó, en marzo del año anterior, una billetera en una tienda ubicada en la capital.
En otro caso, una acusada de apellido Mora fue condenada a tres meses de prisión.
Ella, según el Tribunal, cometió un hurto –calificado como de gravedad– en un almacén del centro de San José.
También una imputada de apellido Argüello fue sentenciada a seis meses de prisión por una estafa menor, en octubre.
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