Que el Real Salt Lake agarre el próximo martes al Saprissa confesado, si es que los morados pretenden o añoran acceder a la final de la Liga de Campeones de la Concacaf.
Y no lo digo porque al club de la MLS, que llegará con ventaja al juego de vuelta de la semifinal de la “Concachampions” (2-0), le guste jugar ante equipos devotos o algo así por el estilo. Lo menciono porque el nivel mostrado anoche por los tibaseños, en el gigantesco 0-0 ante el Cartaginés, fue paupérrimo.
Los morados, quienes con ese punto (llegaron a 33 unidades) lograron amarrar el liderato general del torneo, abusaron del pelotazo, estuvieron imprecisos en el servicio, sin un orquestador en el medio del campo y con poco acierto frente al arco brumoso.
Quizá lo más rescatable fue su zona defensiva, ordenada, sin despistes, aunque hay que ser claros que el Cartaginés, conjunto que no pierde en la “Cueva del Monstruo” desde el 1º de setiembre del 2007, no fue muy incisivo o un derroche de virtudes en ofensiva.
Y es que sinceramente el partido de ayer fue malo, carente de emociones; arrancó más bostezos, silbidos en las frías y desoladas gradas del estadio Ricardo Saprissa, que ovaciones o aplausos por el pobre espectáculo que brindaron ambos planteles.
No sé si fue que el Saprissa no se entregó al máximo y se cuidó para darlo todo en el encuentro del martes, en el que necesita ganar 3-0 si quiere pelear una vez más el título de la Concacaf.
Ojalá y sea así, para tranquilidad de los aficionados capitalinos, porque de lo contrario, con ese juego desplegado frente a los brumosos, es un hecho que no le alcanzará ante Álvaro Saborío y compañía.