Cada día, cuando usted está leyendo el periódico, Traña ya ha entrenado, desayunado y bañado; incluso podría estar en la oficina trabajando como nutricionista.
Pese a su ajetreado día, muy a pesar de su entrenador Juan Carlos Vega, mantiene la mirada fija en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, donde pretende clasificar, cuando corra el próximo domingo la Maratón de París.
Un equipo periodístico la siguió el viernes 18 de marzo para ver cómo es un día en su vida.
Y no es solo atletismo. Traña madruga, corre, se hace el desayuno, trabaja, da charlas, vuelve a entrenar, se toma un descanso y al caer la tarde, realiza una tercera sesión de entrenamiento.
Es una mujer de armas tomar, disciplinada, sencilla, que nos preparó gallo pinto, que planchó su gabacha delante de nosotros, que nos mostró a su madre, Luisa Trigueros, orgullosa de su hija y admirada de todo lo que hace. “Ella es un ejemplo hasta para mí”, dijo la señora.
Quedamos de vernos a las 4:30 a.m. cuando aún es de noche, cuando usted aún duerme o a lo sumo empieza a despertarse.
Inicia con un calentamiento en la urbanización Gregorio José Ramírez de Alajuela y camina cinco minutos hasta el Portón de Andalucía, donde comienza el trote de 12 kilómetros, por calles y comunidades de Alajuela.
Ni el frío, ni el peligro, ni los perros (a los que dice temer) la detienen. Con paso firme, junto a su entrenador durante un tramo y con amigos atletas en otra, devora el asfalto, se capea los carros, se vence a sí misma, una constante.
Luego, Traña, la nutricionista, la mujer, se prepara el desayuno, come con su madre y sale a ejercer, como cualquier otro.
“Ahorita lo que necesito es trabajar menos, pero lo que hago es menos de lo que hacía antes... lo ideal es nada”.
Así es Traña, una luchadora, que hoy pretende llegar a Londres, aunque corra en París.
4:30 a.m.
Inicia estiramiento en la Gregorio José Ramírez, Alajuela
11:30 a.m.Realizó una práctica, la más importante del día, en el Estadio Nacional
6:15 p.m.Sesión de pesas en un gimnasio en Alajuela.
7 p.m.Su entrenador Juan Carlos le da un masaje luego del largo día.
La ciencia detrás de la atleta
El entrenador, Juan Carlos Vega, suena el silbato y me dice “1:30” (minuto y treinta segundos) cuando Gabriela Traña empieza a correr en la pista sintética del nuevo Estadio Nacional.
Al finalizar la vuelta, para el cronómetro, exactamente, en 1:30 y Arias me explica: “ese es el ritmo al que debe competir para clasificar”.
Traña toma aire, 40 segundos después suena el silbato y Arias dice esta vez: “1:18”, ritmos que debe sostener por 25 vueltas, con descansos de 40 segundos, para exigir al organismo a un mayor esfuerzo.
La tercera vuelta falla por un segundo, (1:19) mientras dos atletas ayudan a Traña en el trabajo. Uno se le adelanta, el otro se le queda atrás.
“En la maratón habrá gente que van a ir adelante y otros que se quedan atrás. Lo hacemos para distraerla... ella debe mantener el ritmo”.
“Dentro de la estructura de los entrenamientos, este es el más importante. Es una práctica muy técnica y desafiante para los objetivos que tenemos”, explica Arias.
Esos los realiza en el polideportivo Montserrat o en el Estadio Nacional.
Que el Real Salt Lake los agarre confesados
Kurt Niehaus, el Poseidón de las aguas abiertas