La madre de Patrick Pemberton, Connie Bernard, su esposa Gabriela Soto, tías y allegadas lloraron por él cuando vieron la estrepitosa caída que sufrió el domingo en el Lito Pérez y que tendrá al arquero manudo con cuello ortopédico por diez días.
“Mi esposa cuando vio la repetición en la televisión iba a tomar el automóvil e irse para Puntarenas. Lloró, mi mamá también y algunas tías. Me llamaron todas después del partido”, expresó el portero.
La jugada se dio el domingo pasado, en el “Lito” Pérez, justo en la víspera del Día de la Madre.
Pemberton sintió una pequeña molestia luego de caer, pero terminó el juego. Reconoce que fue riesgoso, pero el club lo necesitaba. “Fue una decisión mía. El equipo me requería, ya no había cambios, siempre estuve consciente y pedí seguir”.
El arquero dio declaraciones después del juego, como si nada hubiera pasado, sin haber visto aún la jugada.
“Uno no se asusta en el partido, por la adrenalina, porque uno está caliente. Me asusté más al ver la repetición. Solo agradezco a Dios que estuvo conmigo”.
Pemberton dijo que el doctor de Alajuelense, Alfredo Gómez, le comentó que una persona sedentaria probablemente hubiera quedado parapléjica.
“Alguien que no practica el deporte queda postrado en silla de ruedas o parapléjico. Dijo que era para abandonar el fútbol. Gracias a Dios solo fue un susto, me queda ponerme a disposición del cuerpo médico”, enfatizó.
Gómez comentó que la lesión de Pemberton es un esguince en las vértebras cervicales.
“Si bien no tiene un problema grave, está lastimado de los ligamentos. Lo tenemos con inmovilización y día a día veremos su progreso hasta meterle trabajo”.
Colaboró: Hermes Solano.
