Nacionales
Domingo 25 de diciembre de 2011, Costa Rica

En marzo de 1963

Visita de Kennedy causó revuelo

Angie López Arias

angie.lopez@aldia.co.cr

El Gran Hotel Costa Rica ha albergado a lo largo de su historia a decenas de personalidades, pero solo una causó un gran revuelo entre huéspedes y personal.

El 18 y 19 de marzo de 1963 –33 años después de inaugurado el hotel –, John F. Kennedy, presidente de los Estados Unidos, se hospedó en ese lugar junto a una extensa comitiva de seguridad.

El mandatario viajó también al país con su cocinero personal y solicitó un requerimiento: una tabla de madera especial debido a un problema en su espalda.

Kennedy se alojó en el hotel por la cercanía con el Teatro Nacional en el marco de la reunión con presidentes centroamericanos. Sin embargo, el sitio donde descansó se conoció hasta dos días después, pues se mantuvo en total secreto.

Atractivo

Hoy día, la suite presidencial (habitación número 408) conserva el clóset, la cómoda, mesas de noche y el escritorio original que Kennedy usó durante su visita.

El lujoso cuarto, decorado con fotografías del presidente, representa casi un tour obligatorio para los huéspedes del hotel –siempre que la misma no esté ocupada – y es quizá el gancho más fuerte de atracción de turistas.

En el lobby del hotel se exhiben los muebles originales, así como la vajilla y platería que también utilizó Kennedy. Según Álvaro Salas, director de mercadeo y ventas del hotel, permanecen allí para que todos puedan admirarlo.

Según contó Salas, basado en documentos de la época, la visita de Kennedy llenó de emoción a quienes trabajaban y visitaban el hotel en aquel momento y no era para menos: tener alojado allí a una de las figuras más importantes del mundo.

De acuerdo a un artículo del periódico La Nación, de marzo de ese año, una de las empleadas del hotel pudo decirle al mandatario: “Que Dios lo bendiga”, lo que le mereció un fuerte abrazo.

Esa histórica nota cuelga en una de las paredes de la suite presidencial, justo arriba de donde se ubica el antiquísimo escritorio.

La habitación fue especialmente decorada para recibir a Kennedy. A partir de esos dos días de hospedaje, la historia del hotel cambió y hoy ese recuerdo permanece patente en él.