Noticias del día
Domingo 31 de julio de 2011, San José, Costa Rica

Familiares y amigos lloran partida

Atropello arrasó sueños de cinco colegiales

Gloriana Corrales

gloriana.corrales@nacion.com

San Ramón. - Iván Elizondo fue a sacar copias para una tarea la tarde del martes 19 de julio, víspera de la tragedia.

Luis Alonso Solís fue ese día al centro de San Ramón a hacer un mandado de su madre. Denis Méndez preparó un repertorio de canciones y le arregló una tecla dañada a su piano. Aquella fue una tarde cotidiana.

Horas más tarde, los tres se encontraron en la serenata de undécimos años, preparada por las mujeres del grupo para despedirse de sus compañeros. Las muchachas recogieron, casa por casa, a los colegiales.

Les entregaron un chocolate y la foto que se tomaron días atrás; para dos de ellas sería la última.

A la madrugada siguiente, el carro conducido por un policía penitenciario arrolló a nueve de los 20 “serenateros” en San Rafael de San Ramón.

Elizondo, Solís y Méndez fallecieron junto a una de las muchachas: Angie Miranda. Roxiny Hidalgo murió dos días después.

Amigos inseparables

Los tres muchachos eran muy unidos. Pasaban los ratos libres entre videojuegos, Internet y partidos de futbol.

Iván y Denis tenían un nexo adicional: ambos eran apasionados por la música y tocaban en el Centro de Adoración, una iglesia evangélica cercana a sus casas.

Denis provenía de una familia de músicos, por lo que la facilidad para el canto, la guitarra, el piano, los bongoes y las tumbas era innata. Su madre, Rosa Varela, lo califica como un “artista en todo el sentido de la palabra”.

Iván, en cambio, aprendió en la iglesia. Su mamá, Ángela Rodríguez, ahorró para construirle un segundo piso a la casa que servía como cuarto de ensayos. Allí preparaba canciones para la iglesia. El joven lo decoró con dibujos hechos con pintura y un cepillo de dientes, a falta de pincel.

En una de las esquinas sigue el bajo, pero este guarda silencio. En la habitación también está la computadora donde hacía sus propias grabaciones, una biblia, un trofeo de futbol, una bolsa con la ropa que entregó el hospital y el retrato de sus compañeras.

Sus ilusiones

Los jóvenes pretendían entrar el próximo año a la universidad. Ya habían hecho los trámites de admisión y estaban a la espera de que llegara la fecha del examen.

Iván se inclinaba por la arquitectura; Denis, por la ingeniería industrial y Luis Alonso, por la electrónica. Le gustaba desarmar todos los aparatos a su alcance.

“Soy campesino y trabajo mucho porque quería dejarle algo (a Iván), pero no fue como yo pensaba”, mencionó Rogelio Elizondo, padre del joven.

Uno de los anhelos de Denis era tocar con la banda tica Percance. Este año, estuvieron de gira en su colegio y tuvo la oportunidad de compartir el escenario.

“En el poquito tiempo que él estuvo, yo digo que cumplió sus metas. Me queda la satisfacción de que le di todo lo mejor que pude y que se fue amándome tanto como yo lo amo a él”, afirmó la mamá, Rosa Varela.

Luis Alonso en sus últimos días estaba ilusionado por el cercano nacimiento de un sobrino. Sus padres lo recuerdan como un muchacho amante de su familia.

Dejaron huellas en seres queridos

En una de las paredes del cuarto de Iván ahora hay cartulina que lleva escrito un mensaje de aprecio de los compañeros que sobrevivieron a la tragedia.

“Un amigo / hermano / motivador y un excelente ejemplo de vida. Te amamos”.

En la habitación, todo sigue en su lugar: la cama tendida, la ropa en sus ganchos, los dibujos en las paredes... “Yo voy a dejar todo así; es que si no, me espera el vacío”, explicó doña Ángela en un intento por apartar las lágrimas.

Doña Rosa, la madre de Denis, prefirió desocupar el cuarto y regalar los instrumentos. Para ella, es una manera de sobreponerse al dolor. Los dibujos de las paredes pronto serán borrados.

La mamá de Luis Alonso pegaba el martes un collage de fotos en la cochera para que todos los que llegan a la casa puedan recordarlo. También le hizo un altar y ahí a veces se acerca para hablarle.

Una tía de ella soñó con el joven. Él mandó a decir: “mamita, estoy muy feliz ahora”.

“Fueron chiquitos que cualquier mamá desearía tener. Si volviera a tener un hijo y pudiera escoger, elegiría el mismo perfil de Denis”, dijo doña Rosa.

Tragedia

Celebración de quintos años

Un grupo de 20 jóvenes de la sección 11-8 del liceo Julio Acosta salió la noche del 19 de julio a celebrar la tradicional serenata.

Últimos momentos

A las 4:20 a.m. del 20 de julio, estaban sentados en círculo en uno de los carriles de una calle de seis metros de ancho, bajo un poste de luz. Ahí no hay aceras, pero la carretera tiene buenas condiciones.

Apareció de repente

Los muchachos esperaban a que fueran las 5 a.m. para que les sirvieran desayuno en un rancho que se encontraba cerca. Un vehículo que venía en zig-zag atropelló a nueve de ellos.