Angie Patricia Miranda era una muchacha algo casera. Sus vecinos afirman que solo la veían llegar del colegio y sacar a pasear a sus dos perros blancos.
En más de una ocasión la vieron bañar a otros perros que recogía de la calle. Tenía el mejor promedio de su clase; su aspiración era estudiar Medicina Veterinaria.
Diego Cambronero vive en la calle contigua. Fueron compañeros desde la escuela y asistían juntos a las lecciones del Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem). Angie tocaba el oboe.
La última vez que se vieron fue hace alrededor de dos meses, cuando la orquesta participó en una actividad musical en el parque de San Ramón. Él la recuerda como una joven sumamente alegre. “Podía estar todo el mundo callado que ella estaba ahí, vacilando y riéndose”, comentó.
De cuando en cuando se reunían a hablar en el vecindario, pues se distanciaron en la etapa del colegio. Ahora solo le queda una foto de cuando se iban a graduar de la escuela.
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