“Yo he ofendido a Dios y a la humanidad porque mi trabajo nunca alcanzó la calidad que debía haber tenido”.
Así pensaba Leonardo Da Vinci, el creador de la pintura más famosa del mundo: “La Mona Lisa”. La vida del artista florentino está retratada en la exposición “Da Vinci: el genio”, en la antigua aduana, San José.
El connotado maestro renacentista nació en 1452, en el pueblo de Vinci, Italia.
La humanidad lo recuerda más por lo que menos hizo: pintar y esculpir. La genialidad de este hombre no se limitó a pinturas llenas de historias, colores y misterios.
También incursionó en la música, la medicina, la creación de máquinas (civiles y de guerra) y la ingeniería hidráulica.
Da Vinci fue admirado por su hermosa voz y por ser un experto tocando la “lira de Braccio”, un antecesor del violín.
En 1482 impresionó al duque Ludovico el Moro con sus talentos musicales, su habilidad para dirigir presentaciones en la corte, sus diseños de utilería y telones de fondo para elaborados desfiles.
Una de sus espectaculares producciones, “La máscara de los planetas”, fue tan hermosa que un artesano escribió: “Al principio todos creíamos que estábamos viendo el Paraíso”.
También el genio se arriesgó en nombre de la anatomía. Disecó y dibujó más de 30 cuerpos de hombres y mujeres de todas las edades con la intención de entender la belleza de las proporciones humanas y la manera en que trabajan los músculos y los tendones en movimiento.
Después de trabajar en clandestinidad, llegó a admirar el cuerpo humano como una maravillosa y compacta máquina capaz de alcanzar un gran rango de movimientos.
Mecánica y agua
Da Vinci mostraba su pasión por la mecánica creando y mejorando máquinas como montacargas, máquinas textiles, grúas, taladros y excavadoras.
En los últimos años de su vida retomó sus trabajos sobre metalurgias, grúas, máquinas de construcción y textiles.
“El agua es la propulsora de toda la naturaleza”, mencionaba Da Vinci al hablar sobre sus creaciones en la ingeniería hidráulica.
Su pasión se convirtió en ambiciosos proyectos para encausar y controlar ríos, para drenar llanuras inundadas y pantanos.
Entre sus invenciones se encuentra la sierra hidráulica, el buzo, el barco de doble casco, el tanque de guerra, la boya y además concibió ideas para un submarino y un sistema para atacar barcos enemigos.
“Siempre has estado impresionado con la urgencia de hacer. Saber no es suficiente. Debemos aplicar; estar dispuesto no es suficiente. Debemos hacerlo”, citó Da Vinci.
La mente retadora y perfeccionista del artista lo llevó a aplicar, durante sus 67 años de vida, el conocimiento acumulado en múltiples disciplinas.
Hoy todo eso es un legado imborrable para la humanidad.
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