Gabriel Chavarría, conocido como El indio “Chimilolo”, es un artesano rústico que al principio se escondía para no revelar su oficio.
Con 70 años, este santacruceño recuerda que una vez lo hirieron en el pecho con un puñal y los médicos le recomendaron no hacer esfuerzos y cambiar su oficio.
Aprendió a hacer vasijas, ollas y comales de barro y pudo sacar adelante a sus cinco hijos.
“Trabajaba escondido porque decían que eso era de mujeres. Sin embargo, poco después muchos hombres comenzaron a integrarse”.
No olvida los viajes a la montaña para traer barro. Admira a Albertina Campos, vecina de 97 años, que fue una de las pioneras en esas faenas.
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