Domingo 22 de abril de 2012, Costa Rica

Una mujer de armas tomar

Loretta Quintana

Rodolfo Rodríguez

rodolfo.rodriguez@aldia.co.cr

En esta ocasión Loretta Quintana Jiménez dejó de lado su pantaloncillo corto y su top azul, para ponerse un traje que pocos conocen, pero que al descubrirlo, una verdadera historia llena de aventuras y duras pruebas salen a flote.

Muy serena y de rostro siempre sonriente la participante del popular programa “Combate” abrió sin temor su corazón y detalló a VIP cómo dejó atrás el anonimato.

De entrada, esta palmareña, pero oriunda de Quepos, señala que en este sitio de la costa pacífica del país tiene sus mejores recuerdos de infancia.

“Amaba andar descalza y meterme en los barriales y charcos, desde pequeña le doy dolores de cabeza a mi mamá porque me pasaba enfermando a cada rato”, recordó la rubia, quien frecuentaba ir a la playa del centro a jugar.

A pesar de sus tortas, dijo siempre destacarse en el estudio, al punto que al día de hoy ya terminó la carrera de Turismo, esperando con ansias el próximo mes de mayo para lanzar el birrete y celebrar.

Antes de hacer el “casting” para el espacio televisivo, Loretta ya tenía cerca de ocho años de haber incursionado en el modelaje nacional, participando en eventos a marcas publicitarias, entre otros.

No gasta tiempo en gimnasios, aseguró que con el ejercicio del programa le basta, la otra parte se debe a su genética, siempre ha sido delgada.

En cuanto a los deportes, practicó baloncesto y atletismo en el “cole”, es fiel aficionada a la Liga Deportiva Alajuelense y su querido puerto Puntarenas.

En cuanto a las cirugías, aseguró haber pensado en una ocasión en implantes de senos, pero que ahora los descarta completamente. “Me gustaría operarme pero de la vista, porque no veo de largo”, citó.

Se considera una personas accesible y hasta amiguera, pero que no soporta la hipocresía en las personas, así como las culebras, la más terrible de sus fobias.

A sus 27 años, la oportunidad de figurar en televisión nacional le llegó, un sueño que comenzó a construirse cuando apenas era una adolescente, hoy es una realidad, una que la ha hecho cambiar en su ser.

Giro en su vida

El efecto “Combate” ha tomado por sorpresa a muchos de sus participantes, el hecho de no poder salir ni a la esquina sin pensar que serán abordados para dar autógrafos o posar para fotos quedó en el olvido.

Esa falta libertad, de vez en cuando la pone un poco incómoda, ya que dice que su vida privada ya no existe, no obstante es consciente que todo se lo debe al público y las muestras de cariño son gratificantes.

En cuanto al trabajo las ofertas han mejorado, algo que agradece ya que además de solventar las necesidades básicas, lo primero que hizo fue invertir en su verdadero amor.

“Apenas pude salí corriendo a asegurar a mi mamá. Eso me dejó muy tranquila”, contó, pues su madre, María Elieth, sufre desde hace años un padecimiento en sus piernas, además de haber salido adelante de un cáncer de cerviz.

Esa sangre guerrera de su madre también se ve reflejada en Loretta, sin duda una de las más fuertes combatientes, en cuanto a los diferentes juegos del programa televisivo.

“Ella es mi ídolo, le hemos pedido que no se rinda y nos ha demostrado ser muy fuerte”, agregando que sin ninguna pensión, ni estudios, sólo un saloncito de belleza fue suficiente para que aún humilde, nunca faltara nada en la casa”, dijo.

Todos los días habla con su mamá y “Lore”, como algunos de sus más cercanos le dicen, indicó que cuando la visita, desde que va llegando a Palmares comienza a percibir el delicioso olor a la olla de carne, “ella sabe que me encanta”.

El programa también la ayudó a mejorar en el control de su carácter explosivo, no obstante dice que una cosa es lo que se ve y otra lo que se conoce, ya que dice ser muy sensible y sentimental también.

En “Combate” conoció y se reencontró con el amor, junto a su compañero Carlos Hernández, “Coto”. La pareja lleva una relación en la que la guapa afirmó ir poco a poco y que como todas tienen sus diferencias, que atribuyó en parte a los seis años que le lleva al galán.

Sus sueños vuelan alto, en el futuro sólo se ve ejerciendo su profesión y ojalá con un negocio propio, más allá de las poses, Loretta sabe bien su propósito de vida: cuidar a su madre.