Nacionales
Domingo 5 de agosto de 2012, Costa Rica

Cosas de la vida

El mejor regalo de todos

Ana Coralia Fernández, periodista

ana.fernandez@aldia.co.cr

Ahora que me acuerdo, nunca me pidió nada, Así como que yo les diga que por estas fechas me pidiera una ‘refri’, una cocina, un juego de muebles o una licuadora, no, nunca...

Ahora que lo repaso, lo que sí me pedía era que me portara bien (sin límite de edad o caducidad de la cédula), que sacara buenas notas, que hiciera lo correcto (aunque este punto fuera un poco impreciso y vago) y que me dedicara con pasión a los míos.

Ahora que lo pienso, no importa que el regalito fuera modesto, hecho en la escuela o que se redujera a una tarjetica coloreada con crayones o una de esas con versos rebuscados y genéricos. Ella igual lloraba emocionada, abría el paquete delicadamente como si se tratara de la más delicada joya y alababa con júbilo el obsequio, diciendo que era justo lo que quería y que cómo habíamos adivinado su deseo, aunque le hubiésemos dado un juego de alicates para mecánica automotriz.

Ahora que lo veo en mi memoria, sus aplausos en las consabidas asambleas escolares eran los más efusivos y sinceros: para ella no había mejor declamación que la del cuarto A, ni mejor intérprete de fonomímica que yo, aunque la canción fuera de Raphael...

Sí. Estoy segura que mamá en cualquier parte del cielo que esté (no dudo que es en la VIP), cuando le lleve el ramito de flores al jardín donde duerme para siempre, me mandará un gran beso bendecido por su amor inmenso que la muerte no pudo derrotar.

Será un caso raro, pero tengo la sensación de que los regalados con semejante mujer, tan inteligente, alegre, visionaria y valiente fuimos sus hijos. No sé por qué le dábamos regalo, si ella siempre lo fue para nosotros.