Conocida por su papel como la princesa Leia en la saga de “Star Wars”, Carrie Frances Fisher inició su carrera como corista del musical que protagonizaba su madre la actriz, Debbie Reynolds.
Con el arte corriendo por sus venas el futuro de la joven parecía prometedor y lo fue. Al menos durante algunos años, pues el éxito trajo consigo los excesos y adicciones.
Según el portal cronica.com la actriz reveló que su adicción a la cocaína comenzó durante el rodaje de “El Imperio Contraataca”, la segunda cinta de la trilogía que la dio a conocer.
Fisher explicó a la agencia australiana APP que empezó a consumir cocaína para mantener el ritmo, a pesar de que entonces no le gustaba mucho.
Además, la actriz que se había casado con el músico Paul Simon en 1983, enfrentó una fuerte depresión cuando su matrimonio se esfumó tan solo un año después.
Después de alcanzar el éxito y tras proseguir con el consumo de droga, Fisher pasó largas temporadas en clínicas de desintoxicación y en un hospital, en el que tuvo que ser ingresada de urgencia a causa de una sobredosis.
La joven relató que asumió el serio problema que tenía con los narcóticos a raíz de que le advirtiera de ello el actor John Belushi, antes de fallecer de una sobredosis de droga, citó el portal emol.com.
Años más tarde se casó con Bryan Lourd, pero luego de un par de años de matrimonio este la abandonó para irse a vivir en pareja con otro hombre.
Con él tuvo a su hija Billie Catherine que nació en 1992. Entonces Carrie al igual que su madre, decidió criarla sola.
En los últimos años ha tenido apariciones secundarias en series y películas.
