Tal vez usted haya sido una de las personas que se ha sentado en un banquito o una mesa a comerse una olla carne, una tortilla con queso o un helado de sorbetera en el Mercado Central de San José.
Si usted es una de ellas sabrá lo que es percibir los olores y sonidos que vienen de los negocios que han conquistado el gusto o “el bolsillo” de sus clientes por generaciones.
Uno de esos locales es la sorbetera “Lolo” Mora, que se ubica allí desde hace 111 años y que se ha posicionado entre los sitios favoritos de sus visitantes gracias al helado hecho a base de especias como canela y clavo de olor.
Álvaro Mora, dueño de la heladería, contó que con los frutos del negocio ha podido pagar los estudios y con los gastos de toda la familia. “Estuvo mi bisabuelo, mi abuelo, mi papá y ahora yo. Ya uno de mis hijos dice que él se va quedar a cargo”, dijo Mora.
Además, agregó que una de sus nietas ya se “mete” a ayudarle con la caja registradora.
A Julyssa Méndez, de 14 años, solo le bastó una cucharada del helado para saber que “vendría todos los días si pudiera”.
Igual piensa su mamá, Hannia Valenciano, de 32 años, quien considera que ese tipo de postre es “muy rico” y que de seguro lo seguirán visitando.
Según la Unión de Comerciantes Detallistas del Mercado Central de San José, hay 222 locales que en su mayoría tiene más de 50 años al servicio de la gente.
Los comercios van desde sodas, floristerías, hasta venta de bolsos y abastecedores.
Dejando huella
A unos cuantos metros de la sorbetera, el olor a café invade el olfato de los transeúntes que pasan por la soda Tala, que tiene una mitad de siglo en funcionamiento dentro del mercado.
Blanca Alfaro, hija de la dueña, indicó que su mamá, Natalia Cervantes, abrió el negocio como una opción para sacar adelante a sus 11 hijos; cuatro mujeres y siete hombres.
“Mi mamá es única, ella es un ejemplo a seguir. El éxito de la soda es ponerle mucho amor a la comida y chinear al cliente, tal y como lo hace mamá”, dijo Alfaro.
En el negocio han trabajado cinco hermanos; dos hombres y tres mujeres.
Alfaro indicó que familias con miembros desde los más grandes hasta los más pequeños, llenan las mesas de la soda.
“Piden el “Talapinto” que es una hoja de plátano en la que se pone una tortilla palmeada con una torta de huevo con cebollino y por último dos cucharadas de pinto con huevo”, explicó Alfaro.
Al igual que la sorbetera “Lolo” Mora, el negocio al parecer seguirá en las manos de la familia ya que un grupo de nietos de doña “Tala” van los fines de semana a ayudar a su abuela.
Otro que ha permanecido por más de 60 años es el Tramo Magallanes en el que su dueño Elicinio Umaña vende abarrotes junto con sus familiares.
Umaña contó que el negocio empezó en un local muy pequeño dentro del mercado pero con el tiempo empezó a crecer gracias a la gran cantidad de clientes.
“Esto más allá de ser una forma de vivir es una manera de mantener la tradición de nuestra familia”, aseguró Umaña.
Pablo López, uno de los vendedores, explicó que aún tienen clientes que compran desde que estaban pequeños.
“Vienen señores como de 80 años que compran desde que se abrió el tramo. Eso hace que uno tenga una bonita relación”, mencionó López.
Los dueños consideran que los locales mantienen la esencia del tico en el mercado.
* Colaboró Jorge Calderón y Francisco Barrantes.
Locales alajuelenses preferidos
Los locales comerciales dentro del Mercado Central de Alajuela permanecen en el gusto de sus visitantes ya sea para comer o para comprar un artículo.
Mario Madrigal, dueño de la distribuidora de carnes Toby, contó que su negocio tiene más de 21 años dentro del mercado.
Antes de convertirlo en una carnicería, el puesto de Madrigal era un tramo donde vendían abarrotes para los alajuelenses.
En el mercado se pueden encontrar desde artículos para el hogar, puestos de comida y ventas de carnes.
Luis Antonio Ovares Alfaro, dueño del tramo San Antonio, relató que al puesto primero llegó como empleado, hasta que después se hizo cargo del local donde vende frutas y verduras.
“Llegué hace 37 años como empleado hasta que se enfermó el antiguo dueño y se lo compré en ¢70 mil, desde ahí no dejo de trabajar”, explicó Ovares.
El Tramo San Antonio está abierto de lunes a lunes de 6 a.m. a 6 p.m.
Cartagineses siguen tradición
Flor Mata y Arturo Aguilar, vecinos de Cartago, empezaron hace 54 años uno de sus proyectos más ambiciosos: abrir su restaurante.
El negocio dio sus primeros pasos en un local que medía ocho metros cuadrados en el mercado de Cartago, donde ahora se ubican los tres locales que ocupa la soda Rio de Janeiro.
Actualmente, en el restaurante trabaja la pareja y dos de sus hijos, Marvin y José Antonio y 20 empleados.
José Antonio Aguilar, uno de los hijos del matrimonio, señaló que el nombre del lugar se debe a que su papá siempre le ha llamado la atención los nombres brasileños.
Además, recuerda que figuras de la política nacional como Otto Guevara, excandidato presidencial y Laura Chinchilla, ahora presidenta de la República, probaron la comida hecha por doña Flor.
“Han venido integrantes de equipos de Primera a almorzar y gente de farándula”, dijo.