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Domingo 14 de agosto de 2011, San José, Costa Rica

Editorial

El mejor regalo a mamá

Festejamos con todo el país el Día de la Madre. Que mañana sea un muy feliz día para todas las madres y sus familias.

Nos unimos a una celebración, cada vez más cercada por el frenesí comercial, pero que, año a año, nos convoca en nuestros hogares para festejar a la mujer madre, baluarte en las tareas cotidianas, en el hogar y en el trabajo. Baluarte en la formación, crecimiento y desarrollo de nuestra sociedad.

Deseamos que este Día de la Madre sirva para que los ticos compartamos en familia lo mejor de nuestros sentimientos como sociedad, para empezar: el amor. Que se exprese en esta fecha como una demostración genuina de integración familiar.

Son muchos los riesgos que hoy se ciernen sobre nuestro país. La inseguridad, la delincuencia rampante, el narcotráfico, el deterioro de principios como la honestidad y la caridad; súmese el desencanto con una buena cantidad de dirigentes y líderes públicos y políticos.

Se trata de lastres, de riesgos, de amenazas reales que hoy acechan a nuestra sociedad.

En este entorno, en el devenir del país, destaca esa figura de mujer y madre con un aporte esencial a nuestra convivencia y desarrollo. Destaca por su sacrificio, trabajo, enseñanza, ejemplo, sabiduría, paciencia. Destaca por su carácter tesonero, responsable al sostén y al sustento de miles y miles de hogares y familias.

Quizá por ello le atribuimos a las madres un poder particular de mitigar las amenazas de estos tiempos.

Festejamos y reconocemos en esta fecha a las madres emprendedoras desde cualquier faceta de nuestra realidad laboral.

Reconocemos en la madre trabajadora, un peón incansable en el desarrollo de nuestra sociedad. Comparten y compiten con el hombre múltiples responsabilidades personales, sociales, profesionales.

Nos llena de orgullo ver el crecimiento de centenares y miles de mujeres madres en los más diversos estamentos sociales. Ellas son ejemplo ineludible.

Apreciamos el sacrificio de la mujer madre que sale adelante con su responsabilidad de formación de sus hijos y con la consolidación de su hogar. Admiramos a la madre soltera que lucha a brazo partido, sin ceder al abandono, al chantaje o a la amenaza que, como sabemos, ocurre a diario en nuestro entorno.

Sirva también la ocasión para solidarizarnos con el dolor de tanto hogar por la agresión a las mujeres madres. Es una realidad que no podemos ocultar y que, lamentablemente, adquiere ribetes alarmantes.

No podemos ufanarnos como sociedad si persisten o recrudecen estos niveles de agresión a las madres y a la mujer en general, víctimas de comportamientos abusivos y de violencia doméstica matizados por la mayor flagrancia e impunidad desde los propios hogares.

Atenuar esa escalada de agresión a la mujer madre o a sus hijos sí que sería un inmejorable regalo en esta fecha.

Que mañana con las flores y los obsequios llenemos a todas nuestras madres de amor, el mejor sentimiento que podemos expresarles como seres humanos y de reconocimiento por todo lo que hacen por el bienestar de nuestra sociedad desde la pequeña gran semilla del hogar.