El zoocriadero de lapas rojas y verdes, así como loras del zoológico, aplica un sistema natural para que las aves no pierdan su perfil silvestre y así lo transmitan a sus pichones.
Más de 52 ejemplares de especies fueron reintroducidas a su ambiente.
Todo animal devuelto a su hábitat lleva un microchip, de manera que si por alguna razón retorna a La Marina, se le deja allí, ya que evidenciaría dificultades para la reinserción normal.
Cuando llegan animales decomisados o aquellos que aparecen heridos o afectados por la destrucción de sus hábitats, se someten a una cuarentena y si no han perdido su instinto silvestre, se les alista para llevarlos a zonas protegidas.
Solo unos pocos animales logran reincorporarse a su medio natural de forma exitosa.
El problema es que muchos llegan con las alas cortadas, maltratados o mutilados.
El zoológico les provee una vida más digna.
Como parte de la educación ambiental a estudiantes de escuelas y colegios se les explica con ejemplos el daño que se hace al ambiente cuando se saca o destruye la flora y fauna.
Muchos estudiantes se involucran más directamente con los proyectos y realizan en el zoológico sus trabajos comunales.
Por su trayectoria es conocido en muchos países y se reciben voluntarios de Europa, Estados Unidos y Australia.
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