Millones la conocen en el mundo. Sin siquiera imaginar que la bebé que aparece en los frascos de la marca Gerber realmente existe y menos que con los años se convirtió en una escritora de libros de misterio y le enseñó inglés a los niños por años.
La niña de ojos grandes y cabello dorado se llama Ann Turner Cook y según Wikipedia continua con vida. Se casó con James E. Cok y educó a cuatro niños, ninguno de ellos llegó a seguir sus pasos como la imagen de algún producto comercial. Además, fue maestra e incluso directora de una escuela en Florida, Estados Unidos. Al retirarse de la enseñanza se dedicó a escribir.
Sus estudiantes la describieron como “un maestro que realmente se comunica con los alumnos”.
Bella niña
¿Cómo llegó hasta las etiquetas de los envases? Todo comenzó un verano de 1927 cuando la señora Dorothy Gerber le pidió a su esposo, Dan Gerber, que tenía una fábrica de comida, que preparara para su hija Sally de siete meses, un puré de tomate.
La idea inquietó al hombre y de inmediato se dedicó a desarrollar la idea en la planta Fremont Canning Company donde producía frutas y verduras enlatadas.
Luego de estudios, el primer alimento estuvo listo para su distribución a finales de 1928 y la familia decidió lanzar una convocatoria para tener un logotipo oficial. Así fue como llegaron las propuestas.
La mayorías de ellas fueron pinturas al óleo, pero la de Dorothy Hope Smith, especializada en retratos de niños los cautivó. Hope presentó un simple bosquejo al carbón y se ofreció a mejorarlo si era aceptado.
Los ejecutivos de Gerber no se pudieron resistir al adorable rostro del bebé y seleccionaron aquel dibujo clásico tal y como estaba, comenta el sitio web de dicha empresa.
Con los años se llegó a especular que el famoso rostro incluso se trataba de Elizabeth Taylor, pero se trataba de Ann de cuatro meses.
En ese entonces, la pequeña vivía en el mismo barrio de Connecticut donde estaba Hope Smith.
La irresistible bebita se convirtió en la marca oficial de la empresa en 1931 y su imagen empezó a expanderse en otros productos para el cuidado de la piel, ropa y artículos de recién nacidos. Y desde entonces sigue ahí pese al tiempo.
Sally Gerber de siete meses probó los primeros alimentos infantiles Gerber procesados comercialmente y en latas. Luego los niños de Fremont, donde vivió.