Hoy, hace 51 años, llegó a territorio costarricenses en busca de un mejor porvenir.
Ayer, a sus 88 años, don Mario Zaragoza, no se cambiaba por nadie en el bar Rio, en Los Yoses y disfrutaba como el más fanático de los seguidores del Barcelona, el arrollador triunfo que su equipo sacaba frente al Manchester United en el estadio de Wembley.
No en vano, había salido del barrio San Gervacio, de Barcelona, para asentarse en San José muy distante de donde provenía.
Al igual que él, decenas de personas, de las más diferentes edades, enloquecían dentro del conocido bar y restaurante, conforme el juego llegaba al final.
Una profunda y casi mágica conexión entre el cliente y las distintas pantallas planas desde las cuales se transmitía el encuentro, hizo que el lugar se convirtiera en butaca que primera fila.
Los ensordecedores gritos cuando había que exhaltar los mejores momentos del Barcelona o, los furiosas arremetidas a la hora de recriminar situaciones opuestas, metían de lleno a los aficionados en el partido.
Locura después de los tres golpes del equipo español y, sobre todo si, casi simultáneamente con la concreción, se pasaba el himno del Barcelona a todo volumen.
Y lo mejor quedó para el momento de la premiación.
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