Cuando Jairo Ramírez ingresó a los Guías y Scouts, hace más de 15 años, su forma de vivir y ver el mundo cambiaron radicalmente.
“Aprendí valores, principios, cosas buenas. Aprendí, un estilo de vida”, afirma.
Ramírez, de 29 años, comprendió que las drogas no eran necesarias y que no hay que dejarse atrapar por el mundo y sus trampas.
“La vida se basa en el servicio a los demás, en la solidaridad. Aquí encontramos amigos de verdad y el movimiento scout nos hace mejores seres humanos”, insiste.
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