Nacionales
Domingo 8 de abril de 2012, Costa Rica

Editorial

Libres del humarascal

La recién aprobada ley antifumado es tan extraña como los extraterrestres, porque todo el mundo sabe de ellos pero nadie toma el tema como una verdad absoluta.

Tampoco es algo que sorprenda mucho en un país en el que para muchos tiene el mismo efecto que tiene ver una película de Adam Sandler: solo sirve para reírse.

En esta Semana Santa por ejemplo, en una tienda había una persona fumando. Alguien comentó que existía una ley antitabaco, pero la respuesta que se dio ante el público presente fue “el que fuma es el dueño”, como si por ser el propietario estuviera excento de cumplir la norma.

Ni siquiera el Gobierno ha sabido informar debidamente a la ciudadanía y a los entes encargados cómo hacerla cumplir.Para muestra un botón, pues Roberto Castro, de la Dirección de Vigilancia del Ministerio de Salud, dijo recientemente en un medio de comunicación, que la Fuerza Pública está facultada para realizar partes a los ciudadanos (¢36.060) por irrespetar la ley, pero todavía no hay un sitio adónde pagarlos.

Por su parte, Juan José Andrade, director de la Fuerza Pública, dice que esperan el reglamento para cumplir con la ley.

Tampoco está demás recordar algunos de los sitios donde no se puede fumar: centros médicos y educativos, elevadores, trenes, barcos, cajeros automáticos, cabinas de teléfono, restaurantes, cafeterías, bares, centros comerciales, centros culturales, paradas de buses y taxis entre otros. Se supone que usted puede exigirle al establecimiento que haga cumplir ley y que de no hacerlo, las denuncias podrían hacerse en el Área de Salud respectiva en el Ministerio de dicha cartera. Sin embargo, con el afán de hacer más sencilloel trámite, lo ideal sería poner a disposición un número telefónico, siempre y cuando sirva de algo.

Conociendo a los ticos es casi de seguro que serán muchos los reclamos y alegatos que se escucharán en las semanas venideras de los fumadores, pues se han quedado sin espacio para el echarse el “blanco” y para grabarlo en su memoria en breve se verán los afiches que así lo dirán.

Velar por la salud, no debería ser motivo para librar una batalla medieval. Los fumadores deberían dejar el cigarro y los que nunca los han probado ni siquiera deberían considerarlo. Trombosis, hipertensión, cáncer de esófago y de páncreas, taquicardia, enfisema, cáncer de pulmón y bronquitis son solo algunos de los muchos males que provoca el tabaco.

En este sentido sería prudente que los padres o bien, con quien mejor se entiendan los adolescentes deberían hablarles sobre este barquero de la muerte con olor a tabaco, pues según un estudio del American Cancer Society, en esas edades muchos comienzan a probar el fumado. Este es el momento para que los ticos dejen el clásico “chiringue” de creer que no tenemos que hacer nada. Es el momento para que el Gobierno de verdad se amarre los pantalones y aplique la ley y nosotros hagamos que ésta se haga valer y nos libremos de una epidemia en la que solo algunos se hacen ricos y se benefician con la muerte de otros.

Ojalá que el impuesto de 20 colones por cada cigarrillo sea un hecho y que ese dinero destinado a un fondo de tratar de sanar a los pacientes con cáncer y a campañas de prevención sobre el tabaquismo no entre en la dimensión desconocida.