Nacionales
Domingo 8 de abril de 2012, Costa Rica

Cosas de la vida

Uno de todos volvió con una certeza...

Ana Coralia Fernández Arias

Periodista

ana.fernandez@aldia.co.cr

Nos bañamos como siempre durante los días santos y no nos salió cola de pescado.

Sacamos el carro Jueves y Viernes Santo y nadie nos tiró piedras.

Compramos unas sardinillas y unos palmitos y alistamos más comida de la cuenta, pero los comercios estaban abiertos y aquella santa angustia de quedarse sin nada pasó a mejor vida.

Vimos cuatrocientas películas de mantos (bíblicas) y aunque sabíamos el final, donde por desgracia siempre se muere “el muchacho”, igual nos emocionamos con la carrera de las cuádrigas donde Ben Hur, le gana al malvado Mesala en una competencia que añales después, aún nos desata emociones y pasión.

Fuimos a la procesión y sufrimos en carne propia ese curioso bochorno del Viernes Santo.

Escuchamos el silencio del barrio donde una vez al año nada se mueve y el tic tac de reloj ensordece.

Comimos arroz con leche con dulce de chiverre y nos acordamos de cuándo la abuela hacía almuerzos opíparos para estas fechas. La comilona era tan terrible que el ayuno hubiera sido mejor a la espantosa sensación de llenura y aún así nos levantábamos de la siesta a tomar café con pan casero y rosquillas para concretar el terrible pecado capital de la gula.

Pero hoy, todo valió la pena. Nos despertó la vertiginosa procesión del Resucitado con una certeza que cambió la historia y la forma de concebir el mundo.

Uno de todos volvió después de haber muerto para recordarnos que la promesa de una vida más allá de la vida es genuina y real y que la muerte, es decir la desesperanza, ha salido derrotada para siempre.