Nacionales
Domingo 29 de abril de 2012, Costa Rica

Domingo 29 de abril de 2012

El evangelio de hoy

Álvaro Sáenz Zúñiga, presbítero

asaenz@liturgo.org.

asaenz@liturgo.org.

Jesús nos dice “Yo soy el Buen Pastor”. Con esto une a su origen divino el oficio que asumió por amor: pastorear el rebaño del Padre. La expresión “Buen Pastor” nos deja pensativos.

Quizá sea difícil para nosotros entender eso de pastores, ovejas y rebaños. Empecemos asumiendo que el pastor vive para las ovejas y que las ovejas tienen total dependencia de él.

“Yo soy el Buen Pastor”, dice el Señor, y subraya su amor, su entrega y sacrificio, al agregar: “El buen Pastor da su vida por las ovejas”.

Con eso Jesús procura distanciarse del pastor que trabaja por plata, del asalariado, que no ama las ovejas. Aquel que sin amar las ovejas ejerza el pastoreo, cuando venga el peligro buscará salvarse sin importarle el rebaño. Entonces vendrá el lobo y las dispersará.

Y entonces surge otro elemento que nos fascina y seduce. El Buen Pastor dice conocer a cada oveja, y no superficialmente, sino como el Padre le conoce a él, su Hijo único, es decir, íntimamente.

Por eso, si Jesús asegura “Conozco mis ovejas y las ovejas me conocen”, está declarando que nosotros también debemos vivir su “conocer”. Si él me conoce yo debo conocerlo a Él con la misma intensidad.

Y hay todavía otro elemento: hay ovejas que no son del rebaño de Jesús. El Señor ansía atraer a todas las ovejas. Y las ovejas deben saber que lo único necesario para pertenecer al rebaño de Cristo es “escuchar su voz”.

Claro que no la voz física de Jesús, que ya no es audible, sino la predicación de la Iglesia, que habla en Su nombre. Por eso es necesario que nosotros, como Iglesia, dejemos atrás las mediocridades y asumamos el anuncio de Cristo. Porque muchos siguen en ayunas, no tienen el consuelo del que murió en la cruz y que, resucitado, nos garantiza la vida eterna. Él ama el rebaño y dio la vida por nosotros. Lo hizo con entrega con libertad.

Él es el Buen Pastor. Nosotros su rebaño. Escuchemos su voz, sigámosle solo a él. Trabajemos unidos por la salvación del mundo, formando un solo rebaño con un solo Pastor.