Heredia.-Cuando Óscar Rojas vuelve la mirada atrás, es inevitable el recuerdo de una infancia marcada por la pobreza.
“Tuve una niñez muy bonita y sufrida, bastante limitada en todos los aspectos. La ropa prácticamente teníamos que lavarla y usarla. La comida era escasa. Muchas veces me tuve que llenar con tortilla…mi mamá trabajaba todo el día y era la única fuente de ingreso, ya que mi padre nos abandonó a mi hermano y a mí cuando tenía un año”, recuerda.
Rojas nació y se crió en una bananera de la Zona Sur, específicamente en la Finca Tamarindo de Laurel en Corredores de Puntarenas. Ahí trabajó de misceláneo, cajero y empacador. Por las limitaciones económicas sólo llegó hasta segundo año de colegio. El fútbol lo sacó adelante.