No es cierto que no hay profeta en su tierra. El futbol lo confirma. Todos los futbolistas que han brillado en el exterior es porque, previamente, fueron profetas en el suyo. ¿Hay mejor mentís que el club Barcelona de España y su entrenador Guardiola?
En Guatemala, como reseñaba ayer La Nación, por más de 20 años ningún entrenador guatemalteco ha conquistado un título. La causa no radica en su condición de guatemaltecos, sino en su escasa preparación para ser conductores de un equipo. Por el contrario, tres entrenadores costarricenses están dando frutos no porque en Costa Rica fueran malos profetas, sino todo lo contrario: en Costa Rica sentaron las bases como entrenadores y como jugadores para merecer la confianza de los guatemaltecos, como otros ticos en el pasado. Me refiero a Medford, en el Xelajú; a Rónald González, en el Comunicaciones, y a Javier Delgado, en el Municipal.
¿Dónde está el secreto? Bueno, son dos los secretos: la preparación y su calidad humana. Estos valores representan un binomio productivo. Estos valores no garantizan siempre la victoria, pero, eso sí, su ausencia asegura siempre la derrota. Requieren otras condiciones para llegar a la cumbre (un buen equipo, apoyo de la junta directiva y de la afición, salarios etc), pero los dos valores citados serán siempre el punto de partida. De muchos costarricenses en el exterior, en diversos campos, se predican las mismas virtudes: preparación y calidad humana, en particular el respeto. Bueno es tenerlo en cuenta pues nada sustituye la educación y el respeto a las personas. Una correntada de mediocridad y de pachuquismo nos ha atacado en estos años. Nos complace saber que, en el campo futbolístico, muchos costarricenses hayan levantado estas banderas en el exterior. Son prenda, estímulo y estela para el futuro.
