Eran las 9:30 de la mañana y aún dormía. Lo despertamos para que nos contara en frío lo que significó su debut en la máxima categoría: “¡Inolvidable!”.
Así lo resumió Esteban Carrillo, arquero de Alajuelense que vio acción ante Limón el domingo tras la expulsión de Iván García.
Con apenas 19 años, nos contó que a los ocho años se decidió por el arco, gracias a su papá, Max Carrillo, quien atajaba en un equipo de veteranos de Santo Domingo de Heredia.
“Mi papá me marcó. Cuando iba a las mejengas de él, lo veía atajar y me gustó”, dijo este joven, quien admira a Iker Casillas y a Gianluigi Buffon y que combina el fútbol con sus estudios de administración de empresas.
Carrillo llegó a la Liga hace año y medio procedente de la escuela de fútbol de Herediano.
Paul Mayorga trabajó con él y le ofreció llegar a Alajuelense.
“No lo pensé dos veces”, aseguró y recordó que ya fue campeón de alto rendimiento y como cuarto portero del primer equipo, ha sido parte del tricampeonato.
Una sorpresa
Con la intuición de que el domingo podría debutar, se sentó en el banquillo, esperando el momento de saltar a la cancha, el cual llegó y dice que lo marcó como futbolista, principalmente por el apoyo que le dio la afición desde el momento que entró el terreno de juego.
“Me sorprendí, porque jamás esperaba que todos me apoyaran. Fue una sorpresa”, mencionó Carrillo, quien vivió algo muy inesperado para quien ostenta el lugar de cuarto portero en un equipo. La suspensión de Patrick Pemberton, la lesión de Alfonso Quesada y la expulsión de Iván García le abrieron las puertas.
Ahora, ya con minutos en la máxima categoría, apunta alto.
“Sentí que hice las cosas bien”, finalizó este joven guardapalos.
