Su personaje es de los pocos villanos que han logrado generar un sentimiento más allás del odio en el corazón de un superhéroe.
Selina Kyle, mejor conocida como Gatúbela, era una ladrona, enemiga de Batman pero que a la vez vive enamorada del hombre murciélago, quien le corresponde de una extraña manera.
Según su biografía en el portal de Wikipedia, en los primeros cómics Gatúbela usaba un disfraz de anciana y era conocida únicamente como “La Gata”.
Con el paso de los años su figura y atuendo evolucionaron hasta convertirla en una mujer sensual y peligrosa.
Según el sitio batmania.com el nombre de Gatúbela se usó por primera vez en 1940 y es a partir de julio de 1946 que comienza a usar su disfraz clásico. Este consistía en una capucha, una larga falda y una capa de vibrantes tonos violetas y verdes, en este cómic inexplicablemente su cabello aparecería rubio en lugar de negro.
Según el sitio, en una versión posterior se revela el origen de Selina, quien había sido azafata de un avión que se estrelló, como consecuencia de este accidente no solo fue presa de un ataque de amnesia, sino que también se embarcó en una vida de robos con felinos, debido al recuerdo subconsciente de la tienda de animales de su padre.
Pero durante una época la felina tuvo su historia de amor, pues con la aparición de las historietas “Tierra 2”, basadas en un universo paralelo, los héroes y villanos de los años 40 seguían su vida naturalmente, por lo que en de esta dimensión Gatúbela se reforma y se casa con Bruce Wayne con quien tiene una hija llamada Helena.
A mediados de los 80, “Crisis On Infinite Earths” borra todo lo referente a los universos paralelos y la historia empieza otra vez cambiando las leyendas de los personajes.
Su personaje tiene código moral que le impide cometer asesinatos. Además la definen como una mujer independiente y solitaria, ágil y con un gran sentido de equilibrio.
Su arma es su látigo de nueve colas y está profundamente enamorada de Batman, pero ama más su libertad, ella siempre dicta las condiciones y no permite que nadie trate de imponerle nada.