Nacionales
Domingo 3 de junio de 2012, Costa Rica

Comparten su cultura con visitantes

Bribris atraen turistas con albergues

Nicolás Aguilar R.

naguilar@nacion.com

Talamanca.- ¿Le gustaría pasar unos días lejos del ruido y la contaminación de la ciudad, en un paraíso rodeado de árboles, flores, pajaritos multicolores y el arrullo de ríos y quebradas?

Usted no tiene que abordar un crucero o un avión ni pagar enormes cantidades de dinero. Esta oportunidad está al alcance de sus manos en un poblado indígena ubicado en Yorkín de Telire, Talamanca, provincia de Limón.

Aquí compartirá con hombres y mujeres quienes, más de cinco siglos después del arribo de los españoles, aún viven en plena armonía con la naturaleza.

Sí, en armonía con plantas y animales, en medio de una montaña que parece respirar a bocanadas el aire puro que juguetea entre los árboles, algunos de más de 50 metros de altura; robustos y alegres, llenos de nidos, junto al caudaloso río Yorkín, el cual sirve de frontera natural con Panamá.

Pertenecientes al grupo de los bribris, de ancestros indomables y valientes, aprovecharon la ayuda de organizaciones internacionales, así como de la colaboración de académicos, investigadores y alumnos de la Universidad Nacional (UNA) y la Universidad de Costa Rica (UCR), entre otras, para construir albergues y recibir a turistas nacionales y extranjeros, en su mayoría europeos.

“Primero producíamos cacao, pero nos cayó la monilia, un hongo que destruyó nuestras plantaciones. Después nos metimos a sembrar banano y plátano, pero los precios eran muy malos. Un día nos dieron capacitación y nos metimos de lleno con el turismo. Ahora vamos bien”, afirma Guillermo Torres Torres, de 65 años.

Según dice, cuentan con ranchos para cuya construcción utilizan follaje y madera extraída de la montaña. Son frescos y acogedores. “Hay camas, baños, todos los servicios incluidos y la gente disfruta mucho”, añade este bribri sin dejar de sonreír.

Por tratarse de un sector montañoso, caliente en algunas épocas del año, también instalaron áreas para tiendas de campaña.

Cultura compartida

Los turistas reciben charlas acerca de la cultura bribri y comparten con la población indígena durante toda su estadía.

Además, dan clases para el manejo del arco y la flecha, instrumentos que aún construyen del palo de pejibaye, de manera artesanal, como sus antepasados.

El hotel ofrece, además, servicio de comida y quienes gusten caminar pueden disfrutar de paseos por la montaña en compañía de lugareños que les contarán historias sobre sus creencias religiosas, el dios Sibú y su relación aún especial con los espíritus de cada ser viviente que los rodea.

No hay electricidad, pero algunas familias ya cuentan con paneles solares que permiten iluminar algunos sectores, así como cargar teléfonos celulares.

La señal celular es muy buena en casi cualquier punto de Corriente Grande, como bautizaron hace muchos años la parte más alta del pueblo de Yorkín. Es posible tener acceso al servicio de Internet en algunos sectores.

Los visitantes pueden traer alimentos para cocinarlos aquí, o bien, comprar comida preparada por las mujeres bribris, desde variedades de carne hasta arroz, frijoles, sopas y verduras.