Deportes
Domingo 25 de marzo de 2012, Costa Rica
Pasión por el deporte

Columna de opinión

Las excusas me dan sed

Antonio Alfaro

Editor

Mis tenis ya no tienen arena y la marea borró las pisadas, pero sobreviven las imágenes, los sonidos, las palabras por decir. Aún puedo escuchar la bocanada de aire expulsada por el corredor a mis espaldas, por el corredor de al lado, por otro de más allá, la mía, como si de repente, cercanos al kilómetro siete, nos hubiésemos convertido en una manada de búfalos bufando, negándose a parar.

Yo estuve ahí, no me lo contaron.

Debutante en Sol y Arena, justo en la edición de los 12 mil corredores, regreso a ella una semana después, porque tan emocionante carrera, retadora, diferente, concurrida, casi obligatoria en el “currículo” de quien se atreva a correr, merece respuestas serias, mejoras concretas, no excusas ligeras, como las ofrecidas por la organización.

No tienen que venir a decirme “los colados se tomaron el agua”. Los colados se esperaban. Y agua había, aunque mal distribuida.

No me lo contaron.

Una vez superada la temida salida, con una multitud apiñada a la que de repente dejan correr, todo transcurrió sin problemas hasta que debieron aparecer los primeros puestos de asistencia.

El esfuerzo de subir una pequeña pendiente de arena seca, no tuvo recompensa para todos.

Tras un revoltijo de manos, más de una quedó vacía, las mías incluidas, sin más remedio que seguir el paso.

Al final, superado la mitad del recorrido, hubo suficientemente asistencia, incluso para pasarle de lado.

Alguien tuvo el acierto de acercarla a la playa, dejando en sinsentido la excusa que escucharía después: la marea del día anterior no dejó colocar más cerca los puestos de hidratación. Alguien sí pudo.

En definitiva, hay algo que da más sed que la falta de agua: las excusas.