Jorge Martínez ama los deportes, pero hay dos mujeres que le ganan por goleada: su esposa María del Mar Cerdas y su hija Alexia de 7 años.
Ellas han provocado cambios significativos como que por primera vez en su vida tenga perros (tres para ser exactos), se compre corbatas rosadas, los sábados sean sagrados para ver los muñequitos animados de los “Backyardigans” y su hogar sea su santuario más sagrado.
Incluso la historia que lo llevó a casarse con Cerdas podría ser la inspiración de una novela.
“Jota” no puede estar más feliz, el trabajo le sonríe a granel, tiene una suegra encantadora, disfruta de la unión familiar y en el tenis, su nueva afición, está entre los primeros cinco de su categoría.
Estos detalles, nunca revelados, porque él es fiel creyente de la privacidad, los habló con Al Día.
Entre mujeres
¿Cómo es ahora la vida personal de Jorge Martínez?
Muy contento, muy feliz, tengo una esposa maravillosa, inteligentísima, una gran mujer que viene de una familia increíble de doña Marjorie Ross y de don Rodolfo Cerdas que de Dios goce.
¿Cómo es su esposa?
Es súper educada y comprensiva, es amiga, es “compa”, es mi esposa... es todo. Tengo a una consejera, a una amiga y alguien en que confío y que aparte me dio un gran premio.
¿Cuál es ese premio?
Me regaló a una hija, que aunque la naturaleza no me la dio, la vida sí, porque Alexia es mi hija, aunque yo no la haya engendrado. Las amo sobre todas las cosas, los sábados religiosamente la paso con ellas, a menos que tenga trabajo. Me fascinan mil cosas que antes no, como ver programas infantiles, me sé los nombres de los personajes y compramos juegos para compartir entre nosotros.
¿Cómo es como papá?
Intento ser lo mejor posible. Añoro llegar a mi casa y que ojalá Alexia esté despierta, porque no importa como haya estado el día, bueno, malo o regular, porque ella me alegra.
¿Cómo le va en este segundo matrimonio?
Es que en realidad es el único matrimonio que yo he tenido, el otro no existe, ni existió, así se lo resumo. Ni me interesa gastar tiempo hablando en eso, simplemente vivo feliz.
¿Cómo describiría su historia de amor con María del Mar?
Como una novela. Un novelón de 40 pisos. Es una historia interesante, como dice mi papá “El zacate que es la para la vaca...” Eso ya estaba predestinado, pero todo era cuestión del momentos, en un principio no, era ahora. Al final nos resulta divertido, porque hemos pasado por muchas situaciones para estar juntos.
¿Es romántico o no?
Pues sí, lo intento. El mejor de los detalles que uno puede tener es ser solidario. A veces no vale la pena ser detallista con regalitos, si al final de cuentas, cuando más te necesitan no estás.
¿A qué se debió su primer fracaso matrimonial?
Fue un error y ya.
¿Le gusta la vida de pareja?
Sí, claro, creo en el matrimonio, estar casado es lo más bonito que hay. Los tres estamos claros que somos una familia se apoya, se abraza y se da cariño.
Se nota que está bien enamorado.
Sí, de las dos. A mi me preguntan ¿Cómo va todo en su casa? y yo les respondo, “Mis dos mujeres están muy bien, muy guapas las dos”. Yo me casé con María y también con Alexia y es muy bonito.
Muy personal
¿Cómo le gusta pasar su tiempo libre?
Hacemos mucha vida en familia. Nos reunimos en la casa de mis papás. Tenía años de no ver a los excompañeros de la UCR y ahora salimos con las esposas, además me encontré a los excompañeros del colegio Claretiano y nos reunimos e hicimos una carnita asada en la finca de Teletica.
¿Qué nuevas aficiones tiene?
Mi esposa me inculcó el amor por los perros, porque nunca había tenido. Ella no los compra, los recoge de la calle, porque es firme creyente de la adopción. Ahora tenemos tres, aunque por nuestra casa han pasado dos más.
¿Qué momentos importantes se ha perdido por trabajar los domingos?
Antes era más seguido, ahora ya no tanto. En otros momentos me perdí de cumpleaños de papás y hermanos. Me dolió separarme de María y de Alexia cuando estuve en Sudáfrica 48 días.
¿Qué lo enternece de su hija?
Alexia es cariñosísima es una niña muy sensible y muy inteligente. A veces se saca unas preguntas que no tenés idea. Se despierta y llega a la cama y me despierta a mi con un beso ¿Qué mejor manera de empezar el día? Hemos establecido un vínculo muy cercano, primero por química, porque hay una confianza absoluta hacia mi. Conmigo a ciegas donde sea y como María va en la universidad a mi me toca hacerle el desayuno, atenderla, bañarla y ver con ella los “Backyardigans”.
¿Le gustaría aumentar la familia?
Sí, sí, ya hemos hablado de eso, pero estamos esperando el momento adecuado.
¿Quién le ayuda a comprar ropa?
Yo. Mi esposa en eso no se mete, aunque es divertido porque cuando voy a comprar corbatas mi hija me escoge las rosadas, porque le encanta, así que tengo varias de ese color. La ropa de trabajo yo me la compro, y la de andar, que aunque me la da Oakley yo la escojo, porque en eso soy un dolor.
¿Por qué?
Para mi la ropa toda tiene que combinar, por ejemplo tengo varios pares de tenis, varias camisetas que combinan con varias camisetas. Tengo tres maneras de vestir, la de trabajo, la de andar y la deportiva.
¿Cuándo se quiere dar un lujo qué le gusta comer?
Carne estilo argentina, vamos a La esquina de Buenos Aires. Si es buena, no me importa el precio.
¿Siempre fue fiebre de los deportes?
Toda la vida, mi abuelo fue presidente de Heredia en 1976 y me lleva al estadio. Jugué fútbol, fui portero del “mosco” de Heredia, jugué en el cole de delantero, fui campeón infantil de taekwondo, pero una patada en los frenillos hizo que mi mamá me sacara. Nadé, jugué baloncesto en segunda y en 1989 quedé campeón de baloncesto con el Claretiano.