Una violenta descarga eléctrica de al menos 7.500 voltios dejó al electricista Jesse Sullivan hace 11 años sin ambos brazos, pero la ciencia se los devolvió a las pocas semanas convirtiéndolo en el primer hombre biónico.
Hoy su brazo derecho es una prótesis convencional, pero en su lado izquierdo prueba el brazo robótico más avanzado del mercado y diseñado por el Centro para Extremidades Artificiales del Centro de Ingeniería Neural del Instituto de Rehabilitación de Chicago, según la página de Internet www.consumer.es.
Al aparecer es la primera vez en el mundo que se realiza este tipo de trasplante para controlar un brazo artificial. De esa manera, ahora Sullivan puede saludar, coger cualquier objeto, levantar la mano para pedir la cuenta en un restaurante o algo tan simple como afeitarse, abrir una lata o ponerse los zapatos.
Hasta hace muy poco, los movimientos que se podían realizar con estos miembros sintéticos eran muy reducidos, pero los avances tecnológicos han ido reduciendo las limitaciones.
Y fue Sullivan uno de los voluntarios para probar con éxito el trabajo de un grupo de científicos de Estados Unidos, informó la revista “Newscientist”.
Fue así que mediante cirugía los investigadores redirigieron los nervios perdidos que normalmente controlan el brazo al músculo del pecho. Ahí, los electrodos que guían la extremidad robótica interpretan las señales nerviosas y realizan el movimiento, explica el sitio www.tendencias21.net.
“Sullivan fue capaz de utilizar el brazo casi desde el primer momento. Para él fue una cosa muy natural”, informó Michael McLoughlin, responsable del desarrollo de una de estas prótesis en la Universidad de Johns Hopkins, Estados Unidos.
Agregó que su cerebro sigue pensando que el brazo está ahí e identifica las señales que le manda y las ejecuta. Precisamente, esa es la diferencia entre otras extremidades artificiales existentes en el mercado.
A pesar de los avances obtenidos los investigadores aseguran que todavía hay mucho por mejorar y aún se requieren muchos estudios. Su meta es hacerlos más resistentes y acercarse cada vez más a la destreza humana.