Si hay un lugar en nuestro país con variedad en casi todos los aspectos es Limón. Y no hay que ir muy lejos del centro para constatarlo. Las viejas casas y restaurantes de madera, pintadas algunas, aparecen al llegar, y se siguen viendo a lo largo de la carretera que lleva a lugares más lejanos como Cahuita y Puerto Viejo.
La variedad de culturas que converge en el Caribe la convierten en una zona única. En ninguna otra parte del territorio coinciden culturas tan variadas como la indígena costarricense, afrocaribeña, blanca y china, cada una aportando su peculiar estilo.
Es característico de Limón la variedad de ermitas, capillas y templos de las diferentes religiones. Entre las edificaciones más recientes destaca, precisamente, la nueva catedral católica con sus respectivas obras de arte sacro y los imponentes vitrales.
Sus playas también son muy visitadas, sobre todo en estos meses. Muchos se deleitan con el paisaje que en ocasiones incluye pequeñas y grandes embarcaciones que se acercan a los muelles de Moín y Alemán. Y por si eso fuera poco, está el detalle más importante ya hecho canción: “lo mejor de Limón es su gente”.
