El Viernes Santo pasado, un infarto se llevó a don Rogelio a los 89 años. Lo que no se llevó la parca, fue la receta que lo hizo famoso.
La “leche dormida” le llegó en sueños. Su bisabuela le insistía en varias ocasiones sobre los ingredientes, pero Rogelio Gutiérrez Ruiz hacía caso omiso.
Un día de tantos se puso a hacer lo que los sueños le decían y aunque al principio no le quedaba bien, poco a poco le fue dando el toque exacto a una receta que hoy su hija única, Marina Gutiérrez, sigue con éxito al pie de la letra.
Es una bebida refrescante, que deja en el paladar como un sabor a maní, a canela, a algo desconocido, pero que cae muy bien entre los sofocantes calores de Cañas.
Cien al oeste del templo católico de Cañas, está la esquina que don Rogelio hizo tan famosa y que ahora buses con turistas, funcionarios de instituciones estatales y vecinos no dejan de visitar.
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