Redactor
Escuchando y leyendo las declaraciones de Alonso Solís, está más que claro que Juan Carlos Rojas, presidente de Saprissa, debe sentarse a negociar con él su salida del equipo.
Alonso quiere jugar. Ha dicho que le den unos seis partidos seguidos, pero es obvio que el cuerpo técnico morado no le va a dar esa cantidad de juegos como titular.
A Solís ni en la banca lo dejan. Siempre mira a sus compañeros desde las gradas, mejor señal que esa no hay. Ya no lo necesitan en la “S”.
Y aunque Solís me diga que me equivoco, estoy seguro de que su motivación está por los suelos: llega a entrenar sin ilusión, tal vez con ganas y deseos, pero con el dolor en el alma de saber que se esfuerza, solo para volver a las gradas.
Alonso se siente incómodo con la situación y quizá ya los objetivos del grupo no son prioridad para él. Su meta es actuar, volver a gambetear y hasta gritar ¡goool!
Entonces ya no debe seguir en Saprissa. Juan Carlos Rojas y Solís deben negociar, que nadie le deba al otro y así el “Mariachi” tomará otro rumbo, en otro club, donde le den la oportunidad que pide a gritos y en Saprissa se la niegan fecha a fecha.
Lo que vive no debe ser agradable para ninguno de sus compañeros en la “S”, tampoco es saludable y creo que de nada le ha servido, más bien solo le ha perjudicado, que Alonso hable tanto a la prensa de su situación, de su deseo por jugar.
Muchos dicen en la calle que cansa con tanto pedido por jugar, ¿Qué reclama? No solo es Guimaraes, ni Myers y el técnico mexicano tampoco lo alinearon. “Por algo fue”, me dijo un amigo. Sí tal vez en la “S” ya no lo necesitan, o puede ser que Solís quiera jugar como en sus mejores tiempos, pero las rodillas no lo ayudan y él no lo acepta.
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