Guadalajara, Jalisco. Con el sol, la ciudad de Guadalajara mostró otra cara, pareció tomar vida con el calor del “astro rey” que saludó a los atletas quienes deseaban con todas sus almas que el frío y la lluvia se detuviera.
Cuando a eso de las 8 a.m. el sol apareció sobre la ciudad tímidamente, estoy seguro de que propios y extraños suspiraron y dieron gracias a Dios.
Fue como empezar de nuevo, fue como un renacer para muchas personas que tenían fe en que el tiempo mejorara antes de la inauguración.
Los meteorólogos decían que hasta el domingo (mañana) se volvería a ver un día soleado y que la inauguración iba a estar pasada por agua, como los día anteriores, pero el Todo Poderoso fue benevolente y nos regaló un día inolvidable.
Entonces la gente se entusiasmó y desde temprano empezó a dirigirse al estadio Omnilife, casa de las Chivas del magnate mexicano Jorge Vergara, expresidente del Deportivo Saprissa.
Los buses llenos y las pistas colapsadas, fueron el escenario fuera del reducto del “rebaño sagrado”. Claro, no todas las personas iban para el estadio, pero las camisetas verdes de la selección mexicana y el número 14 con el nombre del “Chicharito” en la espalda de los uniformes blancos de los empleados de una famosa empresa de refrescos, eran sinónimo de la identificación con las justas continentales.
Aunque la inauguración arrancó hasta las 8 p.m. hora de México, el entusiasmo se palpaba por todas partes.
Uno de los momentos más coloridos, fue ver a miles de personas caminar hacia el estadio Omnilife, con una sonrisa en su rostro.
El sol, por supuesto, es sinónimo de alegría, felicidad y buenos momentos.
Aquellos que sufrieron por el embate de la lluvia, hoy tienen un semblante distinto y aquellos que nos mojamos hasta el cansancio, hoy podemos compartir el orgullo de los habitantes de Jalisco que vivieron su fiesta Panamericana.
