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Domingo 4 de septiembre de 2011, San José, Costa Rica

Puentes se usan en emergencias, pero luego se quedan

País se llena de baileys

Luis Miguel Herrera, colaborador y Carlos Hernández, corresponsal

redaccion@aldia.co.cr

Es una historia que se repite año con año: temporales que arrasan puentes y dejan incomunicados a los pueblos; en pocos días, el Gobierno restablece el paso con un puente tipo bailey como medida paliativa; la estructura temporal se queda para siempre.

Aunque es una solución práctica para emergencias, los expertos consideran arriesgado que sea permanente, como ocurre en decenas de pueblos a en todo Costa Rica.

Las ventajas de los puentes bailey son muchas: son fáciles de armar, livianos y en menos de dos semanas quedan listos.

“El hecho de que sean modulares y de fácil instalación, no quiere decir que no se utilicen como puentes permanentes”, indicó Carlos Acosta, director ejecutivo del Consejo Nacional de Viabilidad (Conavi).

Bajo esa premisa, en Costa Rica se dejaron de construir 70 puentes. En su lugar se colocaron estructuras modulares.

Hoy esos pueblos soportan “embudos” por la falta de puentes de dos carriles o limitantes de capacidad de carga por temor a que colapse la estructura.

Olman Vargas, director ejecutivo del Colegio de Ingenieros y Arquitectos (CFIA), mostró un criterio opuesto al del Conavi.

“Los bailey no están hechos para soportar un gran peso o la fuerza del agua. Necesitan estudios o análisis previos de las condiciones de carga de las zonas donde se colocan.

“Están apoyados al terreno y no sujetos. Ocupan bastiones y refuerzos”, señaló el experto.

Al problema de uso, se suma la falta de mantenimiento que hoy tiene en pésimas condiciones a más de un puente de este tipo.

Cara respuesta

El Ministro de Obras Públicas y Transportes, Francisco Jiménez, aceptó que un puente bailey resulta más caro que construir uno permanente.

“Desde el punto de vista de costo por metro lineal, es más caro el puente bailey que uno de concreto, pero el puente temporal ocupa menos infraestructura”, dijo.

Estructuras de ese tipo existen por todas pares. El bailey de Taras, en Cartago, lleva más de cuatro años instalado. A este se le suma el que está sobre la quebrada Rivera, entre La Uruca y León XIII. Lo colocaron hace tres años.

La lista la engrosan el puente sobre la quebrada El Ángel -entre Cinchona y Varablanca-, así como el de Santo Tomás y barrio El Socorro, en Santo Domingo de Heredia. También hay en Bajo Rodríguez de San Ramón.

Otros fueron colocados en Cinco Esquinas de Tibás, así como el paso en El Castella, sobre la autopista General Cañas. Olman Vargas, del CFIA, citó dos ejemplos de la fragilidad de esas estructuras.

El bailey sobre el río Grande de Tárcoles, en Turrubares (instalado tras la tragedia del 22 de octubre, cuando un bus desplomó el viejo puente de hamaca) fue arrasado días después por una crecida mientras que el de Rincón de Osa lo derribó una grúa.

Vargas fue enfático en que los puentes bailey necesitan un rigoroso mantenimiento.

Varios ya sufren secuelas por la falta de atención

El ministro Francisco Jiménez aceptó que varios muestran signos de deterioro y por eso serán sustituidos.