Deportes
Jueves 25 de agosto de 2011, San José, Costa Rica
Pasión por el deporte

En la tierra del “Tío Sam”

Le pediré unas vacaciones a mis jefes

Miguel Calderón, enviado especial

miguel.calderon@aldia.co.cr

Le pediré unas vacaciones a mis jefes. Quizás de 10 ó 15 días. Si no pueden darme eso, tal vez unos cinco o seis.

¿La razón? Me quiero quedar en Los Ángeles.

Es precioso. Un lugar de primer mundo. Su gente es amable y la mayoría de ellos hablan español y por lo general uno se da cuenta de qué país provienen. Por ejemplo, ayer salí del hotel a buscar comida. Caminando a las 11 p.m. por las calles de esta gran ciudad me encontré un restaurante japonés. Se me antojó un sushi y pues bueno ahí me metí. Ya sentado me puse a escuchar las conversaciones de los clientes que estaban ahí. Por allá en la esquina del fondo escuché un ¡“Qué onda cabrón!”; mexicanos, dije.

Pasaron unos minutos y entraron unos jóvenes. “Mae vamos a ver donde nos achantamos por qué esto está “full””, le dijo un amigo al otro. ¡Claro!, los ticos no se pierden.

Los Ángeles me agrada. Primero: la ciudad es impresionante, hay edificios que parecen que tocan el cielo, el centro es extremadamente limpio y sus calles, ni hablar.

¡Perfectas, ni un solo hueco!

Ahora sé por qué los carros duran tanto cuando solo han rodado en este país. ¡Ah! pero llegan a Costa Rica y no han pasado tres meses cuando ya hay que llevarlos al taller.

Segundo: El clima. Aquí hace sol durante todo el día. Mañana, tarde y noche el calor pega fuerte. Algo parecido a caminar por el parque de Heredia a eso del mediodía.

Tercero: La infraestructura deportiva es asombrosa.

Si mañana la FIFA le dijera a los Estados Unidos que serán la sede de un Mundial de fútbol, la copa podría empezar al siguiente día sin atrasos.

Les pongo de ejemplo el Home Depot Center. Alberga más de siete canchas naturales de fútbol, otras dos más sintéticas, canchas de tenis, baloncesto, pista de atletismo, natación, entre otras.

Le quiero pedir vacaciones a mis jefes, pero la realidad es otra. Mañana estaré de vuelta por mi tiquicia adorada.